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crisis en el pp regional

El PSOE también teme el tirón del exministro

La candidatura de Álvarez-Cascos es, a juicio de importantes dirigentes socialistas, muy peligrosa para sus intereses

PAULA DE LAS HERAS
MADRIDActualizado:

Lo peor que le podía pasar al PSOE es que Francisco Álvarez-Cascos no tirara la toalla. El sonoro portazo del ex ministro de Fomento al Partido Popular y su larga batalla con la dirección de la formación en Asturias animó en un primer momento a los socialistas, convencidos de que la división interna en las filas de sus adversarios solo podía beneficiarles de cara a las elecciones del 22 de mayo. Poco a poco el entusiasmo se ha ido diluyendo. Ahora son muchos quienes, en Ferraz, ven al combativo político como una auténtica amenaza para sus intereses.

Nadie duda de que una nueva formación con Álvarez-Cascos como primer espada arrastrará consigo un buen porcentaje de voto popular y hará un importante agujero a Mariano Rajoy. Pero, según la tesis de destacados miembros de la dirección socialista, es que tampoco dejará intacto el cuerpo electoral del PSOE. La clave está en el tipo de discurso que, presumiblemente, empleará quien fue durante diez años secretario general del PP.

Álvarez Cascos ya ha dado muestras de estar dispuesto a empuñar el arma del regionalismo para explotar esa suerte de sentimiento de abandono que ha calado en la antaño pujante sociedad asturiana. Un mensaje, advierten en el PSOE, que encuentra tanto eco entre los tradicionales votantes de un partido como en los del otro.

Los más optimistas echan la vista atrás para recordar que el centro derecha ya ha dejado pasar importantes oportunidades de hacerse con el poder en un territorio con una larga trayectoria de gobiernos progresistas. Recuerdan que fue también la lucha fratricida abierta por el ‘general secretario’ (apelativo con el que por entonces se conocía a Cascos) la que arrebató al PP asturiano la posibilidad de apuntalar el gobierno que, por fin, había conseguido formar Sergio Marqués en 1995. Y en 1999, con una escisión de por medio en las filas conservadoras, el PSOE volvió a hacerse con las riendas del Ejecutivo autonómico.

La diferencia –a juicio de quienes ven amenazada la posición de los socialistas asturianos–, está en que quizá en aquella época el PSOE estuviera de capa caída en toda España, pero no gobernaba. Ahora, en cambio, los ‘barones’ tienen que lidiar con el efecto arrastre que tendrá en la intención de voto el enorme desgaste de José Luis Rodríguez Zapatero y a eso se une el hecho de que se ensaya nuevo candidato. Vicente Álvarez Areces se va y ocupará su puesto el secretario general, Javier Fernández.

Un nuevo Revilla

"Si el órdago de Cascos para ser el candidato del PP hubiera funcionado –dice uno de los principales defensores de esta teoría– no tendríamos tanto que temer porque el voto se habría polarizado enormemente; pero por libre tiene muchas papeletas para ocupar un espacio similar al de Miguel Ángel Revilla en Cantabria". "¡Si hasta saca a relucir a don Pelayo!", comentan.

No se trata tanto de que el carismático político conservador –que lleva semanas haciendo bolos por televisiones y radios– pueda ser el más votado. Lo que algunos en el PSOE ven más factible es que se convierta en llave para gobernabilidad si PSOE e IU no suman. "Y lo último que va ha hacer cascos –anticipan– es gobernar con nosotros".

El pesimismo que reflejan estos comentarios no se circunscribe exclusivamente a Asturias. En la dirección socialista ya hay quien admite sin tapujos que, como mucho, se salvarán de la quema Extremadura y Aragón (en este caso, gracias al apoyo de Chunta); Castilla-La Mancha pende de un hilo y Baleares depende de Ibiza. Y en las municipales tampoco hay mejores augurios: con Jordi Hereu o con Montserrat Tura, Barcelona se da por amortizada.