El Almería alcanza su primera semifinal

Vuelta extraña de una eliminatoria fantasma. Si a los Juegos del Mediterráneo acudieron 3.400 aficionados, Riazor también ofreció una imagen semidesértica. Como si clasificarse para semifinales y ver al Barça en el horizonte fuera más un castigo que un premio.

Los almerienses, colistas en Liga, se plantaban en esa ronda por vez primera en su historia pero no se olvidaban del 0-8 ante los azulgrana.

Los técnicos apostaron por equipos mixtos, con titulares y suplentes. Lotina y Oltra no tiraban la Copa pero tampoco la anteponían a la Liga, donde necesitan a todos sus efectivos para salvarse. Si no, es poco comprensible que los gallegos no jugasen con Adrian y Lassad juntos, en busca de la remontada. Ya avisó la víspera que si les sacaba a la vez y alguno se lesionaba, luego le tomarían por tonto.

El choque se salvó por los pelos. En dos acciones aisladas antes de los veinte minutos, el Almería se puso en clara ventaja.

Primero, Corona se aprovechó de una gran internada de Míchel Macedo. Instantes después, Crusat remató en semifallo y el balón hizo una parábola extraña tras golpear en un defensor. El duelo parecía resuelto, con 70' de juego para la basura. Pero le dio vidilla el penalti transformado por Pablo Álvarez en las postrimerías del primer período.

El deportivismo se animó todavía más cuando Adrián, al parecer muy cerca del Atlético para la temporada próxima, salió y besó el santo. Dos goles en 40 minutos ya no parecían misión imposible.

Pero Iturralde vio una mano de Rubén Pérez, objeto de una falta previa, pitó penalti y Goitom puso las cosas en su sitio. Lotina movió ficha de inmediato y retiró a Lassad. Daba la eliminatoria por finiquitada. Apenas quedaban las sutilezas de Valerón.