Científicos de la Expedición Malaspina miden la salinidad del océano
Cádiz Actualizado:Científicos de la expedición Malaspina, proyecto multidisciplinar liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para estudiar el impacto del cambio global y la biodiversidad del océano, han lanzado en estos días la primera de 20 novedosas boyas diseñadas para medir la salinidad a 50 centímetros de la superficie. Los datos recogidos por las boyas en el océano servirán para mejorar los mapas globales de salinidad que actualmente se elaboran con la información obtenida desde el espacio por el satélite SMOS (Soil Moisture and Ocean Salinity), de la Agencia Espacial Europea.
El lanzamiento tuvo lugar el pasado jueves frente a la costa brasileña desde el buque Hespérides que, ese mismo día, culminaba en Río de Janeiro la primera de las ocho etapas de la expedición. Las 20 boyas, diseñadas por investigadores del CSIC, son capaces de medir temperatura y salinidad en la superficie con gran precisión y mientras se desplazan con la corriente. Cada una de ellas se encargará de transmitir por satélite toda esta información durante dos años.
Tras un mes de navegación, los científicos a bordo del Hespérides han realizado una prospección del ecosistema del océano hasta 4.000 metros de profundidad con redes y botellas de muestreo en 26 puntos. Además, han estudiado las propiedades oceanográficas de la superficie, han evaluado la acústica de las corrientes marinas y han realizado una topografía del fondo marino.
Las muestras tomadas han revelado que, aunque el océano profundo no esconde una gran cantidad de microorganismos, se trata de un ecosistema «biológicamente muy activo», según el coordinador de Malaspina Carlos Duarte.
Aportación gaditana
Gracias a una botella de recogida de muestras patentada por la Universidad de Cádiz para el proyecto, han comprobado que entre los 2.000 y los 4.000 metros de profundidad vive una gran cantidad de microalgas en perfecto estado. En esta zona no esperaban encontrar más que células muertas. En los últimos 10 días, los científicos han observado que el desierto oceánico situado en el giro subtropical sur acumula niveles muy elevados de dióxido de carbono.