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El líder del PP de Murcia y presidente de la Comunidad Autónoma, Ramón Luis Valcárcel. :: EDU BOTELLA
ESPAÑA

El PSOE exige al PP que no le responsabilice del ataque al consejero murciano

El presidente Ramón Luis Valcárcel culpa a «la izquierda» de colocar «dianas» sobre los miembros de su Gobierno

R. G.
MADRID/MURCIA.Actualizado:

La agresión al consejero de Cultura del Gobierno de Murcia abrió un nuevo campo de batalla entre PSOE y PP. Los socialistas reclamaron a los populares que dejen de insinuar que el ataque es consecuencia del clima de «virulencia» que ha creado su partido en esa región, pero el PP insistió en que el PSOE han abonado un clima de «alteración social absolutamente impropio de una democracia». Entretanto, poco se sabe de los agresores aunque la Policía sospecha que se trata de miembros de algún grupo antisistema.

Por si tenían pocos motivos de confrontación, los dos partidos encontraron otro motivo para tirarse los trastos a la cabeza con la agresión sufrida el sábado por Pedro Alberto Cruz, al que tres desconocidos golpearon con un puño americano. El consejero sufrió fracturas en un pómulo, fue operado en el hospital Reina Sofía y se recupera con normalidad. El ataque se produjo después de otros episodios violentos contra el presidente murciano, Ramón Luis Valcárcel, su familia y varios consejeros del Ejecutivo autónomo. Valcárcel ha puesto en marcha un plan de ajuste del gasto para paliar el déficit que ha motivado airadas manifestaciones.

La dirección federal PSOE condenó ayer en un comunicado «la repugnante acción» y mostró su solidaridad con el agredido, su familia y el PP. La ejecutiva socialista, sin referirse a nadie pero en clara alusión al PP, reclamó que no se utilice el incidente «como arma de lucha política o de ataque al contrario» porque de esa forma «solo estaríamos dando munición a los intolerantes».

El secretario de Política Municipal de los socialistas, Antonio Hernando, fue más rotundo que la dirección de su partido y reprochó a los dirigentes del PP que cometan la «insensatez» y caigan en la «barbaridad» al responsabilizar al PSOE del ataque. «Es rastrero e irresponsable», afirmó, culpar a los socialistas de un ataque del que «solo son responsables los agresores».

Clima de alteración

Poco antes, Dolores de Cospedal había dicho que «el comportamiento virulento» del PSOE de Murcia ha creado las condiciones para que reine en esa región «un clima de alteración». La secretaria general del PP afeó a los socialistas que «abanderen» manifestaciones contra el recorte del gasto impuesto por Valcárcel y después muestren sus condolencias. Cospedal criticó además la «inacción» del Ministerio del Interior ante la situación que vive Murcia, un reproche al que se sumó la portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, quien reclamó más «medidas» de seguridad.

Pérez Rubalcaba evitó responder a las acusaciones, pero se puso en contacto con el presidente autonómico para ofrecerle un plan de seguridad para los miembros de su Gobierno. También conversó con el delegado del Gobierno en Murcia, Rafael González Tovar, para que redoblara los efectivos y medios necesarios para la investigación.

Hasta el presidente del Gobierno se interesó por el asunto y telefoneó el sábado por la noche al líder de la oposición para mostrar su repulsa por el ataque. José Luis Rodríguez Zapatero, según explicaron fuentes gubernamentales, defendió ante Mariano Rajoy que «la tolerancia» debe ser un valor determinante para la vida democrática, en la que «el respeto» a las ideas y las personas es fundamental.

Pero lejos de calmar los ánimos, el presidente de Murcia echó gasolina al fuego y culpó sin género de dudas de la agresión a «gente vinculada a la izquierda y además por razones políticas». Valcárcel se mostró convencido de que los funcionarios, los principales afectados por el recorte, «nada tienen que ver»; los responsables, dijo, están en «la izquierda más vil, canalla y cobarde» que ha colocado «dianas» en su Gobierno. Exigió a los socialistas «menos hipocresía» ahora, cuando muestran su solidaridad, pero antes «han estado señalando a esa persona (el consejero) con la difamación»; además, pidió la dimisión de Rafael González, el delegado del Gobierno en Murcia, por no haber sido capaz de garantizar la seguridad de los miembros de su partido y mirar «hacia otro lado al decir que eran actos irrelevantes».