«Dejé de fumar a pecho descubierto, sin ayuda»

El concejal jerezano del PP, Bernardo Villar, fumó su primer cigarro «con 15 ó 16 años». Ha dejado el tabaco en dos ocasiones: «La primera vez estuve siete años sin fumar. Volví durante otros cinco o seis años y lo dejé definitivamente un 27 de septiembre de hace dos años», recuerda con todo lujo de detalles. Fue en el aparcamiento de Ikea, en Sevilla, cuando se dio cuenta de que solamente le quedaba un pitillo. Fue el último.

«Lo dejé a pecho descubierto, sin ayuda», asegura Villar. Él no sufría tos por las mañanas ni tenía ronquera pero ha notado mejoras en sus condiciones físicas: «Me ahogo menos, tengo más olfato y he ganado mucho en el gusto de las cosas», enumera. «Tengo claro que con el tabaco se es adicto siempre. Como te fumes uno, vuelves a caer. Uno cree que controla pero no es así», explica el concejal.

Antes de fumar el último cigarrillo, Villar se concienció: «Me pidieron que lo dejara y lo hice. Antes me mentalicé». Confiesa que «de vez en cuando echo de menos fumar pero es un instante. He sido fumador social y tenía unas reglas: nunca fumaba en casa ni en el coche. Jamás me he levantado de la cama para encender un cigarro ni he fumado antes de tomar un café por la mañana», cuenta. Ahora está «contento por haberlo dejado» y recomienda «a todo el que pueda, que lo deje». Bernardo Villar tiene el ejemplo en casa: «Mi hijo de 17 años fuma y lo animo a que lo deje».