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Juan Pablo II será beato el 1 de mayo

Benedicto XVI firmó ayer el decreto que reconoce el milagro de la curación de una monja francesa con Parkinson Se trata del proceso más rápido de la historia

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La beatificación de Juan Pablo II se celebrará el próximo 1 de mayo, según anunció ayer la Santa Sede tras firmar Benedicto XVI por la mañana el decreto que reconoce un milagro atribuido a Wojtyla. Será por tanto la más rápida de la historia de la Iglesia católica: tan sólo seis años y 29 días después del fallecimiento del pontífice polaco, el 2 de abril de 2005. Supera en quince días en alcanzar el grado previo a la santidad a Teresa de Calcuta, la primera persona con la que el Vaticano, a través del propio Wojtyla, rompió la regla de esperar cinco años tras la muerte para abrir una causa de canonización. Benedicto XVI volvió a hacer esa excepción con su predecesor y hará otra al presidir la ceremonia el 1 de mayo, pues al inicio de su mandato decidió celebrar sólo las canonizaciones.

Para comprender lo extraordinario de esta circunstancia basta pensar, según destacó ayer el 'Osservatorio Romano', que en los últimos mil años ningún pontífice ha proclamado beato a su antecesor. O que, por ejemplo, la beatificación de Juan XXIII, quizás el papa más querido del siglo pasado, tardó 35 años. Los sectores de la Iglesia que preconizaban prudencia y pedían dejar pasar tiempo para tener una mejor perspectiva han sido claramente derrotados. Roma ya se empieza a preparar para una ceremonia masiva que, tras la experiencia del funeral de Juan Pablo II, atraerá a la ciudad a decenas de miles de personas.

El portavoz vaticano, Federico Lombardi, admitió que el procedimiento se ha beneficiado de «un carril preferente», pero aseguró que «no se ha ahorrado nada en los procedimientos y comprobaciones del proceso, que ha sido particularmente escrupuloso». El principal requisito para obtener la condición de beato es, además de la comprobación de las virtudes del candidato, que se certifique un milagro cumplido tras su muerte y durante la tramitación de la causa. En el caso de Juan Pablo II ha sido el de la curación inexplicable, según el examen de una comisión vaticana, de una monja francesa enferma de Parkinson, Marie Simon Pierre Normand, que pidió su intercesión y al día siguiente se levantó curada.

De este modo quedan disipadas las supuestas dudas médicas sobre este caso de las que habló hace un año la prensa polaca y que, según se rumoreó, habrían parado el proceso. Según el comunicado vaticano, el expediente no fue sometido al análisis de la comisión médica hasta el pasado 21 de octubre de 2010. «Sus peritos, tras haber estudiado con la habitual escrupulosidad los testimonios y la documentación, se expresaron a favor de que la curación era inexplicable científicamente», afirma la nota. Después, el 14 de diciembre, otra comisión realizó la valoración teológica del caso. Por fin, este martes la asamblea de cardenales y obispos de la Congregación de las Causas de los Santos, el 'ministerio' vaticano que se ocupa de estos asuntos, dio el visto bueno al milagro de forma «unánime».

Voces críticas

Anteriormente el proceso se centró en examinar los casi 27 años de pontificado y toda la vida de Juan Pablo II, a través de una mole de documentación y entrevistas a personas que le conocieron. La recogida de datos duró de junio de 2005 a abril de 2007. Después se estudiaron durante más de dos años para constatar las llamadas virtudes heroicas, que fueron promulgadas por Benedicto XVI en diciembre de 2009. Es en esta fase donde voces críticas han señalado aspectos negativos como el no haber actuado contra el fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, que luego ha sido acusado de pedofilia y desacreditado por Ratzinger como un impostor y «falso profeta».

La presión por parte de algunos sectores por ratificar el milagro y celebrar cuanto antes la beatificación llevó a pensar que podría tener lugar el año pasado, pero el Vaticano prefirió actuar con calma. Contribuyó a agitar las aguas un gesto muy cuestionado del postulador de la causa -la persona que dirige el expediente-, el sacerdote polaco Slawomir Oder, que publicó un libro en el que ventiló documentos, testimonios y anécdotas de su investigación, lo que fue considerado una violación del secreto de instrucción.