La legisladora volverá a hablar, pero puede perder la visión

«El que no haya cambios es bueno». La congresista Gabrielle Giffords permanecía anoche estable dentro de la gravedad. Los médicos de la Unidad de Neurocirugía del hospital University Medical Center de Tucson informaron ayer de que la legisladora demócrata sigue respondiendo a órdenes simples y no sufre inflamación adicional en el cerebro. Además, el hecho de que la bala le atravesase el cráneo por la parte alta alimenta las esperanzas de los doctores que la tratan.

El jefe de la Unidad de Neurocirugía del centro estadounidense, Michael Lemole, reconoció en una rueda de prensa televisada que todavía es pronto para saber si Giffords podrá volver a hablar, aunque lo que parece casi seguro es que el impacto de bala podría afectar a su visión. Los médicos intentan ser optimistas. Lemole insistió en que el hecho de que la congresista demócrata responda a órdenes básicas implica que las áreas del cerebro encargadas de coordinar esos movimientos «no solo funcionan sino que se comunican entre sí». El cirujano indicó que el cerebro de la legisladora está «relajado» porque se le extrajo parte del cráneo durante la intervención para salvarle la vida.

Por su parte, Peter Rhee, responsable de la Unidad de Emergencias del centro hospitalario, explicó que todavía estaban ingresadas en el University Medical Center ocho de las personas heridas en el tiroteo. «Solo dos están en la Unidad de Cuidados Intensivos y uno de ellos, en estado crítico», afirmó Rhee tras calificar de «grave» la condición de otros cinco pacientes.