«No os enfadéis conmigo»

El sospechoso de matar a seis personas y herir a la congresista demócrata es un joven problemático que nunca se adaptó a la universidad y cuando trató de ingresar a las fuerzas armadas fue rechazado. «En el instituto era un tipo que sin duda tenía opinión sobre las cosas y no le parecía importar lo que la gente pensara de él», declaró a la prensa Grant Wiens, de 22 años, quien compartió años de clase con el detenido. Lynda Sorenson, también compañera de estudios, ahondó más en el lado oscuro del muchacho: «Obviamente estaba muy trastornado. Interrumpía las clases con frecuencia con arrebatos sin sentido».

En una línea parecida se expresó el sheriff Dupnik, quien tras analizar los datos recabados sobre su persona se atrevió a decir que «podría tener un problema mental». Esto lo convierte, a su juicio, en una persona susceptible a declaraciones fervorosas típicas de los elementos antigubernamentales, que convierten a los funcionarios públicos en objetivo de sus invectivas. El jefe policial fue más lejos al señalar que el autor de los disparos ya había amenazado de muerte a otras personas en el pasado aunque en su lista no figuraba la legisladora Gifford.

Poco a poco, las pesquisas policiales y el seguimiento de los medios de comunicación van alumbrado nuevos elementos de un personaje que dista mucho de ser un joven equilibrado. En un perfil colgado en el portal de Internet Youtube, alguien que se dice llamarse Jared Lee Loughner -las autoridades investigan si pertenece realmente al sospechoso-, presenta a un joven incoherente y ferviente creyente en las teorías de la conspiración.

En su testimonio se queja de que el Gobierno controla las mentes de sus ciudadanos, de las leyes de traición, de los soñadores analfabetos y de la moneda estadounidense. «El Gobierno está controlando las mentes y lavando el cerebro a la gente a través del control de las normas de la gramática», escribió esta persona en uno de los vídeos, que contienen música y texto en blanco sobre un fondo negro.

«No, no voy a pagar la deuda con una moneda que no está respaldada por el oro y la plata. No, no voy a confiar en Dios», remacha. De ser pensamientos auténticos del sospechoso, su perfil encaja dentro de la categoría de extremistas violentos tan temidos en EE UU. Timothy McVeigh, el autor de la masacre de Oklahoma y miembro de una milicia ultraderechista, estaba imbuido de un pensamiento similar.