La crisis multiplica el número de hombres que se prostituyen
La Fundación Triángulo constata que la falta de alternativas lleva a cada vez más jóvenes de la provincia a vender sexo
Actualizado: GuardarEs un colectivo invisible, cerrado y complejo, incluso para los especialistas en intervención social. Las razones son evidentes. Un informe de la Asociación de Prevención, Reinserción y Atención a las Mujeres Prostituídas (Apramp) detalla que los cauces por los que los hombres venden sexo son distintos, más reservados, casi opacos para la mayoría de la sociedad. La imagen de chicos jóvenes ofreciendo sus servicios en la calle es exclusiva de la periferia de las grandes ciudades, aunque cada vez hay «más puntos calientes» en áreas urbanas, «cruces señalados y estaciones de trenes o autobuses». Los clientes, muchos de ellos gays no declarados, que ocultan su homosexualidad a los amigos y a la familia, requieren una dosis extra de discreción. Es difícil, por lo tanto, cuantificar su número y evaluar las condiciones en las que trabajan. El Estado recurre a dos datos para planificar las escasísimas campañas de concienciación que patrocina: las intervenciones de las fuerzas de seguridad, que suelen centrarse en las víctimas que denuncian explotación sexual (un 41% más en 2009 que en 2008); y las cifras de personas atendidas por organismos y ONG que trabajan en ese campo, como la Fundación Triángulo. Esta última entidad abrió en octubre su delegación en Cádiz, aunque lleva años presente en la provincia desde su sede de Sevilla. Sus conclusiones son rotundas: Desde que comenzó la crisis, el número de hombres españoles que han recurrido a esta forma de ganarse la vida se ha triplicado.
En foros y chats
Vicente Ramírez, delegado de la Fundación Triángulo en Cádiz, afirma que el estudio refrenda lo que los voluntarios de la entidad ya intuían gracias a su trabajo de campo: «La crisis está multiplicando el número de trabajadores masculinos del sexo, aunque se trate de algo coyuntural». Hay dos vías para ofrecer o comprar un servicio. La primera es internet. Basta con teclear en Google las palabras de búsqueda adecuadas y las opciones minan la pantalla. No obstante, tal y como explica Vicente Ramírez, «lo que funciona es entrar en determinados foros y chats, en los que se acuerdan las citas y se negocian las cantidades. El que lo busca, lo encuentra sin dificultades, no resulta muy complicado». La otra fórmula es algo más burda, pero igualmente eficaz. «Nos han informado de que en las mismas zonas en las que se practica el 'crossing' (quedar con desconocidos para mantener relaciones sexuales), es cada vez más habitual que aparezcan jóvenes que no lo hacen gratis y piden dinero, sobre todo a las personas mayores».
En una de esas áreas de 'crossing', la Fundación Triángulo ya ha desarrollado uno de sus programas: el reparto de preservativos, para evitar, al menos, el contagio de enfermedades venéreas. La práctica es habitual en el González Hontoria de Jerez, en Pinar de Rota, y en Pinar Hierro, en Chiclana. El pasado verano, los voluntarios de Triángulo hicieron un recorrido por las playas de la provincia, donde el 'crossing' y la prostitución masculina se incrementan. El objetivo era el mismo: concienciar a los que lo practican de la necesidad de proteger su salud.
El perfil 'tipo' elaborado por la entidad es el siguiente: chicos de entre 20 y 30 años, el 46,5% de los cuales se reconoce bisexual, el 30,7% heterosexual y el 22,8% homosexual. Aproximadamente la mitad de los encuestados 'compagina' la prostitución con un empleo, aunque admite que no lo haría si no fuera por necesidad. La otra mitad sólo cuenta con esta forma de ingresar dinero.
Un año de media
Otra de las grandes diferencias con respecto a la prostitución femenina es la perdurabilidad. «La mayoría de los jóvenes que se prostituyen, lo hace un año de media. Normalmente hasta que consiguen dinero suficiente como para abandonar esta práctica», explica el informe de la Fundación. Para Raúl del Río, responsable andaluz de Triángulo, «lo que está ocurriendo también es que hay gente que está volviendo a ejercerla ante la situación económica que padecemos».
Desde la Asociación de Prevención, Reinserción y Atención a las Mujeres Prostituidas recuerdan que el fenómeno «de los trabajadores del sexo no es algo nuevo, aunque es cierto que el hecho de que en los últimos años hayan salido de los espacios públicos puede dar a entender que son menos que antes, cuando la verdad es que ahora está ocurriendo lo contrario».