Para toda la vida. «Al final, el lujo sale barato». :: JOSELE-LANZA
Sociedad

«Soy lo opuesto a una mujer frívola»

Beatriz de Orleans Princesa «Hay muchos famosos sin vida interior que son meros animales sofisticados»

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Esta mujer en edad de no tener edad posee una exquisita adicción a la buena vida. Nacida en un castillo francés, Beatriz de Orleans es, de cerca, mucho más que una 'pginsesa' de la jet set que veranea en Marbella. Preside la Asociación Española del Lujo y quiere formar un partido político que defienda el refinamiento. Lo mejor es cómo lo argumenta.

- ¿Cree usted que ahora mismo estamos para lujos?

- Eso es un tabú. El lujo es sinónimo de algo bien hecho. Y es necesario. En Francia representa ya la primera fuente de ingresos y da trabajo a miles de personas, desde el que cuida la vaca de cuya piel sale un bolso hasta el que lo vende.

- ¿Les pagan a ellos en proporción a lo que cuesta ese bolso?

- Por supuesto. Las grandes marcas han contratado a todos esos artesanos que ya no podían sobrevivir. Para que el bolso sea impecable, esa vaca tiene que comer lo mejor de lo mejor. Y si le pica una maldita mosca todo ese trabajo no sirve, su piel ya no vale. Lo que está bien hecho dura toda la vida. Yo tengo unas maletas de Vuitton que eran de mi madre y son indestructibles. Al final, el lujo sale barato.

- Ya, pero su asociación estará llena de millonarios.

- Para nada. La forma gente que hace muy bien su trabajo. Algunos no tienen un duro. Queremos reunir a todas las marcas del lujo. Y cuando digo lujo hablo del buen jamón, de un espectáculo de caballos... Este país está lleno de lujo, pero hay un montón de estúpidos que se lo toman como un tabú.

- Sus Reyes Magos habrán sido epatantes.

- No. Soy adicta a la lectura y sobre todo me regalan libros. Para mí el mayor lujo es el tiempo. Pasear por el Retiro con mi perro, tomar café en una taza bonita y no en un vaso de plástico, ir a la ópera del Metropolitan. O asistir en Viena a una misa de Haendel, que es como tener un pie en el paraíso.

- La tenía por más frívola.

- Soy absolutamente lo opuesto a una mujer frívola. Me encanta la música, el arte, la lectura... Y he educado a mis cuatro hijos y a mis nueve nietos igual. Desde los cinco años han ido a museos y saben quién es Picasso.

- Roman Abramovich se ha gastado casi seis millones de euros en su fiesta de Nochevieja. ¿Eso es lujo u ordinariez?

- Una ordinariez tremenda. Lo peor es aparentar, epatar. Eso denota falta de cultura. Hay muchos famosos sin vida interior que son meros animales sofisticados.

- ¿Distingue a un nuevo rico a distancia?

- Lo huelo a la primera. Había gente que daba unas fiestas con tres y cuatro orquestas. Eso no era sofisticación, era un 'bluff'. Pero gracias a la crisis ha desaparecido. Lo que está en crisis no es el lujo, es la ostentación.

- ¿Cuántas generaciones la separan del hambre, Beatriz?

- No se equivoque. Hoy día la cultura del refinamiento llega a cada hogar. Y en una generación, si la gente es hábil e inteligente, lo capta. Conozco un gran presidente del lujo cuyo padre era un bereber que cuidaba camellos en el desierto.

- Ya, pero en su caso...

- Mi padre era marqués y yo he sido educada en un castillo del siglo XVIII. Pero teníamos una vida mucho más estricta y complicada que muchos nuevos ricos. No nos daban dinero para irnos a tomar una copa. Pero sí nos explicaron quién era Maupassant o Shakespeare.

- Ahora se lleva mucho el lujo solidario.

- Nada, una falsificación total. No me creo que una obra benéfica necesite a toda esa pandilla de gente para salir en la prensa. Y luego, encima, para dar tres duros.

- ¿Tiene a algún hijo, pariente o amigo en el paro?

- Hijos no, pero sí primos míos que lo están pasando fatal.