Los niños son una diana fácil para las infecciones respiratorias de invierno

El virus de la gripe de esta campaña es parecida a la de otros años. Ni tiene más virulencia ni provoca nuevos síntomas. La velocidad de penetración ha sido lenta, según explica el médico de la Red Centinela, Juan Navarro. De hecho, el número de afectados ha ido creciendo de manera progresiva desde los 23 por cada 100.000 casos en las últimas semanas de noviembre hasta los 73 por cada 100.000 en la primera de enero. Eso indica que «no se trata de una cepa desconocida».

Los niños son los principales afectados porque nunca han tenido contacto con él. Mientras que el sistema inmunológico de los adultos está preparado para reconocer estos microbios, el de los niños es más vulnerable. Por eso mismo son más propensos al contagio. «Si uno llega con gripe a la guardería, todos los demás enfermarán», recalca el experto.

A la hora de hacer un diagnóstico en los más pequeños, los pediatras se encuentran con el problema de que los síntomas se superponen con los de los catarros normales. La presencia de un cuadro con aparición de fiebre alta de forma repentina, tos intensa y secreción nasal hace sospechar que el niño ha cogido la gripe. Además, conviene detectarlo a tiempo, porque ellos son los que lo propagan con más facilidad. Juan Navarro explica que «el adulto suele tener cuidado a la hora de toser o estornudar, pero ellos no son conscientes y suelen contagiarlo».

Ahora sólo queda aguantar el tirón. Los expertos fijan para final de este mes el periodo de máxima incidencia, a partir de ahí el número de casos empezará a bajar y la campaña se dará por terminada. Todo dependerá de la climatología, si el frío se mantiene, se alargará el periodo de riesgo.