Valdo trata de arrebatar el balón al madridista Arbeloa. :: EFE
MÁS FÚTBOL

Victoria por el orgullo

Al Levante le bastó con ponerle algo más de intensidad al juego para llevarse el partido ante un Madrid inoperante

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Partido insulso en el Ciudad de Valencia. Un trámite con todas las consecuencias que ganó el Levante por vergüenza, pero que no hubiera pasado nada si no se hubiese disputado.

Como era de esperar, el choque comenzó con un ritmo muy lento, ya que lo abultado del resultado de la ida restaba intensidad al choque. Era el Madrid el que tenía más la pelota en estos primeros compases, si bien el Levante, por orgullo, se acercaba con más peligro a la portería defendida por Adán.

Rafa Jordá estuvo apunto de aprovechar una indecisión entre Carvalho y Adán, pero finalmente resolvió el guardameta canterano sin mayores apuros. Un minuto después, en el diez, un disparo cruzado del delantero levantinista después de irse de dos defensas obligó a la estirada al meta blanco.

El Levante le ponía más ganas, mientras que el Madrid se dedicaba a sestear, a dejar pasar los minutos y sólo Canales parecía ponerle ilusión a la contienda.

Sólo un rifi rafe entre Nano y Benzema pareció poner algo de calor a un partido frío y sin chispa. Estrada Fernández lo resolvió con una amarilla para el delantero galo. Incomprensiblemente, los granotas buscaban una y otra vez a los blancos para tratar de desestabilizarlos, y estos caían en la trampa. Porque poco después, Arbeloa le dejó el brazo en la cara a Xisco Muñoz aunque el colegiado no quiso saber nada del asunto.

El Madrid, entonces, se animó a irse un poco arriba, pero tampoco sus acciones generaron ni siquiera la incertidumbre entre los defensas del Levante. Canales y Khedira fueron los protagonistas.

Así terminó la primera parte. En la segunda se esperaba que los de Luis García se animasen, o que a Mourinho le diera por sacar a Kaká, el mayor reclamo blanco en estas fechas desde que se completó su recuperación.

Pero no había manera de ponerle interés al choque. Ni siquiera aunque el técnico local se decantara por meter a Stuani para jugar con mayor presencia arriba. Al menos, Mourinho fue comprensivo y metió al brasileño unos cuantos minutos más de lo que había anunciado con anterioridad.

Sólo un penalti absurdo de Gago pudo ponerle algo de salsa al choque. Manos absurdas que sirvieron para que, por medio de Xisco Muñoz, los de casa marcaran al menos el gol de la honra. Incluso Stuani y Cerra tuvieron en sus botas el segundo, aunque fue Sergio quien lo logró con un magistral lanzamiento de falta. A Kaká sólo se le vio un cabezazo al larguero. Canales, por contra, acabó con calambres.