«Le dije al Nazareno: por qué no me toca nada y entonces salió»

Ya había abierto los Reyes y estaba sentada junto a su marido en el salón, con el sorteo de El Niño en la tele. Tras un rato se aburrió y decidió ir a la cocina a pensar en sus cosas. Estaba algo triste a pesar de la llegada de Sus Majestades de Oriente porque su hijo llevaba más de un año en paro sin lograr trabajo, «y con un niño de ocho años, a ver si este año va mejor». Veía pasar a su hija Lucía, de 26 años, agobiada por las letras del coche, y una nómina con pocos ceros. Y al pasar por delante del Nazareno le dijo: «Hay que ver la de números que han salido y ninguno de ellos es el mío, no hay nada para mí».

Entonces escuchó un murmullo desde el salón y a continuación un grito de su marido: «Venga el tres, sí el tres». Su hija Lucía, que al principio no creyó en su padre -porque todos los años repite la misma broma-, comenzó a saltar y a chillar sin parar.

El 3 era el último del 11833, un número que María del Carmen Jones y Manuel Benítez no olvidarán en sus vidas. Les acababa de tocar el Segundo Premio de la lotería de 'El Niño'. Nada más y nada menos que 100.000 euros en un décimo compartido con otra de sus hijas.

«¿Que voy a hacer? Tapar agujero, que voy a hacer», respondía María del Carmen a los periodistas que se agolpaban en la administración número 1 de San Fernando, donde le vendieron el décimo. «¡Ya tengo pagado el coche, no me lo creo!», repetía sin parar su hija Lucía, en el momento en el Manuel enseñaba el boleto con orgullo, entre 'flashes'.

«Hombre yo tengo la ilusión por mis hijos; estos Reyes me han dado el mejor regalo, que es conseguir una mejor situación, sobre todo para mi hijo, que lleva un tiempo parado y no encuentra nada», decía María del Carmen, que le pasó el testigo a su marido: «Manolo cuenta tú algo». «Lo que yo voy a contar es el dinero», respondió éste quitándose el foco de atención.

El matrimonio siempre ha comprado 'El Niño' en esa misma administración y estaban abonados al 11897, un número que les trajo suerte, pues en otro sorteo navideño les dio un premio suficiente como para amueblar la casa. «A mi hija Mercedes le gustaba más este y al final me dio por comprar los dos», explicó Manuel. «Yo veía a la gente por la tele y decía: «Lo tonta que se ponen, pero mírame ahora», reconocía María del Carmen. Y es que el resto es la historia del baño del cava, de las fotos y los abrazos.