PESOS Y MEDIDAS
Actualizado: GuardarLe preguntó un periodista a Einstein, cuando el sabio estaba todavía en condiciones de responder, sobre qué era la relatividad. Haciendo un esfuerzo para ponerse a la altura subterránea de su interlocutor, Albert le dijo que no es lo mismo el tiempo que transcurre si se está junto a una muchacha reciente en un parque que el que pasa en la consulta de un dentista, por muy piadoso que sea, cuando somos el próximo y nos toca el turno. «Eso es la relatividad», le confesó. El tiempo no es solo la duración de las cosas. Los ojos que le vieron ir nunca le vuelven a ver volver.
Corren que se las pelan los más alegres, pero el día más dichoso llega más rápidamente a su fin que el que se demora en el sufrimiento. Nuestros políticos, a los que un elemental sentido de la cortesía, de esa forma educada de la hipocresía, me impide calificar de mequetrefes, nos dicen que hay que aguantar un año. No este que acaba de empezar y no sabemos cómo acabará, sino hasta bien entrado el que viene. Si bien se mira, no todos los años contienen el mismo número de días. Un escritor, caracterizado a la vez por su evidente talento y por su propensión a utilizarlo solo en casos de extrema necesidad económica, supo disculpar su vagancia intermitente.
-Es que hay años en los que no está uno para nada.
El sistema de pesos y medidas del tiempo lo establece cada uno, ya que todos lo tenemos contado, pero un año malo no pasa en un abrir y cerrar de ojos, sobre todo cuando los bolsillos se cierran antes que los párpados. Se trata de resistir, pero no llevaba razón mi querido Cela cuando decía que resistir es vencer y que todo el que resiste gana. No. El que resiste pierde más tarde. «El que aguarda sabe que la victoria es suya», pero a condición de no perder por KO.