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El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, durante una visita a la central nuclear de Natanz, en una imagen de archivo. :: AFP
MUNDO

Irán abre las puertas de sus centrales nucleares a la diplomacia internacional

Teherán trata de congraciarse sobre todo con China y Rusia de cara a la cumbre de Turquía, por lo que de la lista de invitados podría caerse Estados Unidos

MIKEL AYESTARAN
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Irán prepara el terreno para la próxima cumbre nuclear, que tendrá lugar a finales de este mes en Turquía, y abre las puertas de sus centrales y centros de investigación atómicos a la comunidad internacional. Según un anuncio hecho público ayer por el portavoz del Ministerio de Exteriores, Ramin Mehmanparast, «representantes de algunos países de la Unión Europea, del movimiento de no alineados y del grupo del 5+1» han recibido una invitación para viajar a Irán de forma inminente. Se baraja como posible fecha para realizar la visita el fin de semana del 14 y 15 de enero. Los representantes diplomáticos realizarían un recorrido por algunos centros atómicos en el que se incluiría una visita a la central de Busher, el primer reactor del país que podría comenzar a producir electricidad en breve después de 35 años en construcción.

La cadena Al-Yasira, en base al testimonio anónimo de una fuente «cercana al contencioso», aseguró, sin embargo, que Estados Unidos no se encuentra en una lista de países invitados que liderarían Rusia y China, dos potencias que en los últimos meses se han distanciado de Teherán y cuyo apoyo resulta crucial para evitar la posible aprobación de nuevas sanciones.

Volver al diálogo

Tras el fracaso de todos los encuentros anteriores, Irán volverá a la mesa del diálogo nuclear con representantes del 5+1, grupo formado por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas -Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China, Rusia- más Alemania. La cita se celebrará en Turquía, el país que se ofreció a hacer de mediador en la propuesta de intercambio de uranio pactada entre la comunidad internacional y Teherán en Viena en octubre de 2009, pero que finalmente no salió adelante por la fuerte desconfianza entre las dos partes.

Durante varias semanas la diplomacia logró desbloquear el contencioso con una oferta de intercambio que podría volver a ponerse sobre la mesa para acabar con los serios problemas que sufren los hospitales de medicina nuclear de Irán para atender a sus pacientes. En un principio, Irán se mostró dispuesto a enviar 1.200 kilos de su uranio poco enriquecido (al 3,5%) a Rusia y Francia para que en el plazo máximo de un año la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) le entregara a cambio 120 kilos de uranio enriquecidos al 20%, tal y como precisa su reactor de investigación de Teherán.

En caso de no respetarse el intercambio, Turquía se comprometía a devolver los 1.200 kilos de uranio al régimen islámico. Mientras la crisis nuclear centra la atención de los medios internacionales, los iraníes siguen más atentos a la convulsa situación política que vive el país desde las elecciones presidenciales de 2009. Mahmud Ahmadineyad ha decidido prescindir de catorce de sus más importantes asesores en una maniobra que la presidencia iraní ha presentado como un intento de reducir el volumen del aparato estatal.

En plena primera fase de aplicación del fin de los subsidios a los alimentos y la energía -el precio de la gasolina se ha multiplicado hasta por siete- el argumento económico sirve también como escudo para afrontar lo que algunos analistas de la oposición califican de «purga» entre el sector más duro del régimen.