Tres mujeres fuman en el acceso del Puerta del Mar de Cádiz; unos escalones más arriba está prohibido ya que forma parte del recinto hospitalario. :: ANTONIO VÁZQUEZ
Ciudadanos

La ley pilla por sorpresa en los hospitales

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Si a algún gaditano le pilló ayer por sorpresa la entrada en vigor de la nueva ley antitabaco que prohíbe fumar en todos los bares, restaurantes, discotecas y demás lugares públicos cerrados, quizá sea porque, durante las vacaciones, ha estado desconectado de la televisión, la prensa, la radio e internet. Prácticamente a ningún cliente de la hostelería gaditana le cogió de nuevas la prohibición, especialmente a los fumadores. De hecho, la ley fue el tema de conversación, discusión y debate más repetido por la concurrencia ante las barras de los bares y, sobre todo, ante sus puertas, donde cientos de personas se vieron obligadas a pasar algo de frío para poder fumarse el pitillo. Ya no caben dudas: no se puede fumar en ningún establecimiento.

A pesar de todo, la nueva norma y sus detalles aún plantean dudas para muchos ciudadanos. Aunque la nueva ley es menos ambigua que la anterior de 2006, no todo el mundo sabe al 100% dónde se puede fumar y dónde no. Debido a estas dudas, muchos gaditanos infringieron ayer la normativa sin mala fe, por despiste o por desconocimiento.

Quizá porque no sabían que, por ejemplo, está prohibido encender un pitillo en los parques infantiles, en los veladores cubiertos de los restaurantes o en el entorno de los colegios. Tampoco se puede fumar en ningún espacio de los hospitales y centros sanitarios, ni siquiera en las zonas descubiertas, como los aparcamientos y jardines. Por eso ayer, los vigilantes del hospital Puerta del Mar de Cádiz hicieron más rondas de las habituales por el túnel destinado a los coches -donde aún seguían los ceniceros llenos de colillas-, e invitaban amablemente a apagarlo a quienes apuraban una calada en la terraza descubierta de su acceso principal. Tampoco allí se puede estar.

Algunos solo tenían que bajar un par de escalones, hasta la acera de la Avenida, donde sí se permitía el tabaco. En este punto, también hay muchas confusiones, sobre todo entre los trabajadores del SAS, que ayer daban vueltas a los edificios cercanos para no estar a menos de 50 metros del hospital. Algunos, incluso se alejaban 100 metros. En realidad, la ley no especifica ninguna distancia: solo prohíbe el consumo en el recinto hospitalario.

«Es absurdo, porque no se puede fumar arriba, pero abajo sí y hay solo un metro», se quejaba Raquel Rodríguez ante el Puerta del Mar. A ella la ley le parece «regular»: «Veo lógico que no dejen fumar en restaurantes, pero no en discotecas. También lo veo bien en los parques con juegos para niños, pero no por el humo, sino por las colillas del suelo».

En uno de estos espacios infantiles, ayer, algunos niños compartían aún el juego con el humo. «No sabía que en los parques estaba también prohibido fumar, pero me parece bien», aseguraba Silvia Hidalgo mientras vigilaba a su hijo en un tobogán. Ella no fuma. «La prohibición de los parques es más sencilla de lo que parece: las zonas infantiles son las que están vedadas, pero no en el resto de jardines», explicaba Ubaldo Cuadrado, de la asociación Nofumadores.org que ayer se felicitaba por lo bien que se ha llevado a cabo la norma: «Aún es pronto, pero me he sorprendido que lo han aplicado todos los hosteleros. Si sigue cumpliéndose como hoy (por ayer), será un éxito», aseguraba Cuadrado, que reconocía haber dudado de la aplicación.

En general, la restricción fue asumida por todos los clientes de bares y cafeterías sin incidentes destacados, más allá del resoplido de algún fumador. De hecho, según los dueños de establecimientos consultados, no hubo ningún empecinado, ni fue necesario echar a nadie por la fuerza. Tampoco en las discotecas, donde el toque de queda tuvo lugar en la medianoche del sábado y se «abrió algo la mano». Las puertas de los locales se llenaron durante todo el día de corrillos de personas que no renunciaban a su cigarro, pero tampoco a tomarse un café o una cerveza. Al menos, mientras no llueva.