Veinte años de golf chiclanero
Se cumplen dos décadas de la apertura del campo Novo Sancti Petri, el primer recinto deportivo de estas características en la localidadLa familia mallorquina Moll tuvo una visión y, años después, Chiclana se labró un lugar de privilegio como destino turístico internacional
Actualizado:Con una cena y un torneo. De una forma discreta, como se hacen las cosas sencillas que luego resultan ser importantes, el campo de golf Novo Sancti Petri celebró hace unos días su vigésimo cumpleaños.
Que veinte años no son nada, como decía la canción, es una máxima que no se cumple en este caso. El primer y más grande equipamiento deportivo de golf que tiene la ciudad está de aniversario.
Los nervios se sucedían entre los empleados y responsables allá por 1990. Más concretamente el 12 de diciembre, ése día fue el indicado para que el padre del rey de España, el conde de Barcelona, inaugurara oficialmente sus instalaciones. Eran otros tiempos, tiempos incipientes en materia turística para una localidad aún sin nombre en el sector, y apenas nueve hoyos bastaron para poner en marcha la maquinaria de Novo Sancti Petri.
Hoy, dos décadas después, el principal campo de golf de la provincia -y uno de los más importantes por tamaño y número de 'green-fees' (tarjetas de juego) emitidos al año de España-, cuenta con tres recorridos diferentes, de 18 hoyos; un imponente campo de prácticas, zonas de cafetería y restauración, academia, casa club y espacios específicos para mejorar los golpes.
Su impronta no solo destaca en la forma sino también en el fondo. El diseño del trazado corrió a cargo de Severiano Ballesteros, uno de los jugadores más relevantes de la historia del golf en España y que estuvo muy volcado con la instalación en sus primeros años de trayectoria.
Una vez decidido el trazado era de vital importancia la presencia de la familia Moll, un clan mallorquín de larga tradición hotelera, que compró a finales de la década de los 80 un coto de caza y explotación ganadera a pocos metros de la playa de La Barrosa. La finca se llamaba Novo Sancti Petri, y no habría contado ni por asomo con planes de explotación turística, de no ser por el entonces alcalde de la localidad, José de Mier, que estaba convencido de que la ciudad podía dejar de ser, en poco tiempo, aquél pueblo marinero y agrícola de los 70, para situarse a la cabeza del turismo nacional.
Dicho y hecho. Con casi 400 hectáreas de terreno ondulado y con múltiples posibilidades para la práctica del entonces deporte de moda, los Moll se embarcaron en uno de sus proyectos más ambiciosos.
Los inicios, con una vara
Años después, El Novo era una realidad. Desde entonces esta urbanización se ha caracterizado por un crecimiento paulatino, que ha combinado el crecimiento hotelero y residencial. El Novo Sancti Petri cuenta en estos momentos con una docena de hoteles de lujo, numerosos residenciales de diferente tipología, y sigue siendo cada año uno de los destinos preferidos y con mejores cifras de ocupación del país.
Vinculado al nacimiento del campo, en 1991 la empresa hotelera Royaltur inauguró el primer hotel de la urbanización, el Iberostar Royal Andalus Golf. Este alojamiento fue el impulsor del turismo de calidad que impera hoy en la zona.
En lo meramente deportivo, Novo Sancti Petri ha albergado numerosas competiciones de golf a todos los niveles. En sus orígenes fue sede del Campeonato de España de Profesionales 'Trofeo Codorniú' y el trofeo 'Turespaña Iberia Masters Open de Andalucía' de 1993, valedero para el Circuito Europeo. Y más recientemente, ha sido escenario del 'Banesto Tour 2010'.
Novo Sancti Petri lleva veinte años sumando adeptos. De hecho, en Alemania la revista 'Golf Journal' lo situó en su día como el tercer mejor campo de Europa. Para completar sus instalaciones, en marzo de 2007 la propiedad, que ha cambiado de manos en varias ocasiones en estos últimos años, adquirió el cercano campo de Campano.
En la celebración para conmemorar su aniversario de hace unos días, algunos de los asistentes recordaban la anécdota del día de la inauguración. Y es que para dar el primer golpe a una bola en el campo, 'Seve' Ballesteros utilizó como 'hierro' una vara de acebuche que le había regalado un agricultor chiclanero. Ninguno de los dos imaginaba entonces que Novo Sancti Petri se convertiría en algo más que unos cuantos hoyos difíciles.