Rajoy se muestra dispuesto a pactar en el último año de la legislatura
Afirma que ha llegado «el momento de afrontar el futuro con altura de miras» y propone acuerdos en siete áreas
Actualizado: GuardarSea porque se ve en la Moncloa a partir de 2012 y no quiere asumir una situación inmanejable, sea porque ha resuelto dejar de ser la negativa permanente, Mariano Rajoy dio un golpe de timón a su estrategia y se mostró dispuesto a llegar a más pactos con el Gobierno en el último año de la legislatura. «Ha llegado el momento de afrontar el futuro con altura de miras», afirmó ayer el líder de la oposición en su primera y última comparecencia del año en la sede central del PP.
El presidente de los populares se mostró preocupado en su balance de 2010 por «la herencia y la factura» que va a dejar el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero porque está convencido de que ese legado lo va a tener que gestionar él. Rajoy, como es obvio, no quiere encontrarse si es que gobierna con una economía bajo mínimos y se declaró dispuesto a trabajar en este último año de la legislatura para que «la factura que deje el Gobierno sea lo más pequeña posible». Y si para ello es necesario arrimar el hombro con pactos sobre las reformas estructurales está decidido a hacerlo.
En los cerca de tres años del segundo mandato de Zapatero, los acuerdos del PP con los socialistas se pueden contar con los dedos de la mano, la reforma del sistema financiero, el fondo de rescate, la reforma electoral o la ley de víctimas del terrorismo.
Pero esa situación va a cambiar, anunció Rajoy porque «no podemos permitirnos que 2011 sea otro año perdido» para la recuperación económica, que es lo que ha ocurrido, a su juicio, con 2010. El PP, dijo en su única conferencia de prensa del año en la sede de la calle Génova, «va a apoyar» al Gobierno en «todo lo que sea bueno para los intereses generales de España». En su caso particular, estará «a la altura de las circunstancias».
Enumeró además las áreas en que ve posible llegar a acuerdos con los socialistas. La más urgente, precisó, es acelerar la reestructuración del sistema financiero que, en su opinión, debe ir más rápido. También vio perspectivas de acercamiento en una ley que fije el techo de gasto y de endeudamiento de todas las administraciones, vital para atajar el déficit público, medida con la que coinciden en el PSOE aunque difieran en la forma de materializar los límites. Otros terrenos en los que Rajoy aprecia alguna sintonía son la reforma de la negociación colectiva y la modificación de la fiscalidad que, para el PP, debe primar a «los emprendedores».
Promesas y palabras
El líder de la oposición citó además la legislación para la unificación de mercado porque no es posible que haya regulaciones distintas en cada comunidad. La educación, pese al fracaso de este año para sellar un acuerdo, es otro de los ámbitos en los que el PP se esforzará en aproximar posturas, así como en la energía, siempre que se superen las discrepancias sobre las centrales nucleares. «Tenemos voluntad de acuerdo», aseguró Rajoy.
El tono constructivo, o «navideño» como ha comentado algún dirigente popular, no impidió que Rajoy dibujara un panorama catastrófico de la actuación del Gobierno en este año, con una dedicatoria especial para José Luis Rodríguez Zapatero porque un año más «sus promesas se han quedado en palabras». Rememoró que el 30 de diciembre de 2009 dijo que este año será el de la recuperación progresiva de la economía y lo que ha ocurrido es «un agravamiento de la crisis». También dijo, prosiguió, que «garantizaría» los derechos sociales y ha sido el año de «los recortes».
El líder de la oposición señaló que esta situación solo se puede revertir con «un profundo cambio político» que ponga punto final a «muchos de inacción o de ir en la dirección equivocada», como, afirmó, ha hecho Zapatero durante toda la crisis. Se mostró resignado, no obstante, a que el vuelco reclamado tenga que esperar, al menos, hasta marzo de 2012 porque el jefe del Ejecutivo no está dispuesto a adelantar las elecciones porque no quiere que «los españoles opinen» ahora.
En su detallado balance, Rajoy otorgó un sitio preferente a los resultados del PP en las elecciones catalanas del 28 de noviembre, en las que logró una «sólida tercera posición» apenas a seis puntos de los socialistas. Ha sido, subrayó, «lo más importante» del año.
Sin salir de Cataluña, mandó un recado al nuevo presidente de la Generalitat, el nacionalista Artur Mas, al que instó a poner por encima de todo la lucha contra la crisis porque la economía catalana supone casi el 20% del PIB nacional, y sus pasos adelante tendrán un efecto locomotora en el resto de España. «Los temas identitarios no son la prioridad», avisó.