El exitoso experimento con los peluqueros desbroza el camino a otros colectivos

Barberos y peluqueros fueron los primeros en engrosar las filas de los autónomos en Cuba como parte de un plan piloto, un experimento que está dando buenos resultados. Este lunes, unos 300 representantes de este viejo oficio, desafiando las bajas temperaturas que encogen a los isleños, se reunieron en el centro del casco histórico de La Habana para celebrar a tijeretazo limpio el Día del Barbero.

Varias generaciones de peluqueros participaron en la jornada celebrada desde 1947 en honor al famoso barbero, además de poeta y periodista, Juan Evangelista Valdés y Veitía, que nació el 27 de diciembre de 1836 y luchó por el derecho a la jubilación del colectivo. Los acordes de la Orquesta Sinfónica Juvenil sonaron durante las tres horas que duró el maratón de cortes de pelo.

El organizador del acto fue el peluquero Gilberto Valladares ('Papito'), que dirige el proyecto Artecorte de la Oficina del Historiador de La Habana. Enamorado de su profesión, reúne en su salón verdaderas piezas de museo empezando por los antiguos sillones. «Siempre nos interesó muchísimo la historia de nuestro oficio. Es una manera que tenemos para dignificarlo», señaló Valladares.

El primer Día del Barbero público coincidió también con el desarrollo de la actividad en su versión privada. El Gobierno liberalizó el pasado abril la actividad de decenas de locales en La Habana que se entregaron a profesionales cuya única obligación es pagar el alquiler y cumplir o ampliar los horarios. No perciben salario, pero los beneficios van directos a sus bolsillos. Según Valladares, la apuesta por impulsar el empleo autónomo en estos negocios «es una buena iniciativa porque a partir de ahora se van a incrementar los salones, los espacios, las barberías y las peluquerías».