LOS LUGARES MARCADOS

La última del año

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Ésta será la última columna del año 2010 que escriba, y toca pasar revista a los acontecimientos, antes de ponerse las pilas para empezar el 2011.

La palabra más repetida del año, la que nos ha martilleado cada día, la que nos trajo por la calle de la amargura, ha sido 'crisis'. Consultando el Diccionario de la RAE, ese «oráculo de la verdad» que todos deberíamos tener más a mano (sobre todo políticos y presentadores de informativos, destrozadores de nuestra hermosa lengua), caigo en la cuenta de que no utilizamos el término con demasiada precisión. De las siete acepciones de «crisis», las cinco primeras no tienen cariz negativo, sólo refieren al concepto de cambio, de mutación, de decisión ante un conflicto.

Pero me temo que todos nosotros nos hemos quedado en el significado más triste, el de «escasez o carestía». Pocos han sido quienes han querido o sabido aprovechar el sentido de elección que plantea la crisis. Deberían ser el modelo a seguir. Me refiero a quienes han afrontado la situación de cambio con ideas nuevas, proyectos que quizás en otros tiempos más prósperos habrían sonado a utopía, poniendo a trabajar la imaginación e incluso la fantasía. Me refiero a quienes han demostrado que se puede trabajar con menos medios si el dinero se suple con esfuerzo e ilusión. A muchas ONG's, asociaciones y pequeñas empresas que han afrontado valientemente el momento histórico. A personas que han tomado el toro por los cuernos y no se han amilanado. Ésos han sido los héroes de 2010.

Yo me quedo para 2011 con el ejemplo de superación de todos esos que han entendido la crisis como ocasión para plantearse de otra manera, más solidaria, más simple y más sostenible, la existencia. Que el año nuevo nos haga aprender de ellos.