ESPAÑA

Mas se marca como objetivo conseguir «la plenitud nacional» de Cataluña

El nuevo gobernante autonómico asume el cargo con el compromiso de guardar «fidelidad» al pueblo catalán

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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«Con plena fidelidad al pueblo de Cataluña». Artur Mas i Gavarró, el quinto presidente de la Generalitat desde la recuperación de la democracia, prometió ayer cumplir con sus obligaciones del cargo al frente del Ejecutivo catalán y lo hizo con un estilo personal y estrenando una fórmula con un claro significado político. «Con lealtad al rey, la Constitución y al Estatut», proclamó como todos los presidentes anteriores, pero añadió la coletilla de «plena fidelidad al pueblo de Cataluña», que adquiere un valor especial después de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, que fue recibida por una amplio sector de la población catalana como un ataque y una falta de respeto a una decisión refrendada por los catalanes en la urnas.

Artur Mas siempre se cuida mucho de no utilizar terminología que pueda levantar ampollas más allá de Cataluña. Y ayer, una vez más, durante el discurso que pronunció en el acto de toma de posesión en el Palau de la Generalitat evitó citar conceptos como independencia, derecho de autodeterminación e incluso derecho a decidir, que durante la investidura del jueves pasado fijó como el objetivo de su mandato. En cambio, expresó con claridad que la «plenitud nacional» de Cataluña está entre sus «aspiraciones» como gobernante.

Luchar contra la crisis

Eso sí, aseguró que no es un objetivo a corto plazo, según afirmó, ya que ahora la prioridad es luchar contra la crisis. Una situación económica que castiga con dureza a Cataluña, que registra uno de los niveles de paro más altos de su historia -un 18% de la población activa está sin trabajo-. Por eso, el debate identitario deberá esperar a que los nubarrones del desempleo y la pobreza se disipen. «La construcción nacional de Cataluña no es un trabajo para impacientes», dijo en alusión a los partidos independentistas, tanto Esquerra Republicana como Solidaritat per la Independencia de Joan Laporta e incluso los sectores más soberanistas de su partido, que le presionan para que acelere la convocatoria de un referéndum sobre la independencia.

Mas, en cualquier caso, ya dijo durante su discurso de investidura que no está dispuesto a mover ficha hasta que no vea que la consulta popular tenga todas las de ganar y por tanto no ocurra en Cataluña lo mismo que en Quebec (Canadá), que ha consultado dos veces a la ciudadanía, con sendas victorias del no a la independencia. El presidente de la Generalitat cree que hoy una consulta crearía más división en la sociedad catalana que otra cosa y ese es un precio que no está dispuesto a pagar.

Según Mas, la «plena soberanía» requiere «trabajo, esfuerzo, dedicación permanente, ilusión, salvar obstáculos y no dar nada por perdido», según expresó en el acto de proclamación, al que acudieron, entre otros, el ex presidente Jordi Pujol; el vicepresidente tercero, Manuel Chaves, en representación del Gobierno central; el presidente de Caja Madrid y ex ministro del PP, Rodrigo Rato; el líder del PNV, Iñigo Urkullu; el dirigente del BNG Anxo Quintana, y hasta el ex secretario general de la Presidencia con Jordi Pujol, Lluís Prenafeta, implicado en la trama de corrupción urbanística 'Pretoria'.

Mas, que es consciente de que llega en «un momento delicado», prometió ejercer el cargo con la «cabeza fría, el corazón caliente, el puño firme y los pies en la tierra». Una filosofía de gobierno que toma de la inscripción que hay en un timón regalo de un modelista de Premià de Mar y que tiene en su despacho. También, con la mente puesta en cómo resolver el problema económico, el 129º president se comprometió a anteponer los deberes a la reclamación de derechos.

Discurso personal

Diez años después de ser designado sucesor de Pujol y tras siete años calentando banquillo en la oposición, al fin, Artur Mas pudo saborear la gloria. Recibió la medalla de la Generalitat de su antecesor, José Montilla, y en su primer y emotivo discurso agradeció la actitud de servicio al país del líder de los socialistas catalanes y aseguró que su paso por la oposición le permitirá dirigir mejor el país. «No siento que vuelvo, sino que llego», señaló.

Mas destacó además que se siente «un privilegiado» porque ha cumplido un sueño. «En mi vida en hecho dos cosas importantes», dijo. «Una, hace treinta años, fue conocer a Elena, mi mujer, y tener tres hijos. Y la segunda es ser presidente de mi país», remató. Estoy en deuda, añadió. «Tengo ganas de servir a los siete millones de ciudadanos de este pueblo», concluyó.

Luego, salió al balcón del Palau y se dirigió a los miles de afiliados que acudieron a la plaza de Sant Jaume de Barcelona a presenciar el acto de proclamación y que le recibieron al grito de «¡independencia!» y de «¡Mas, president!». Mas deseó a todos un «buen año» y «suerte para todos», y pidió que entre él y toda la ciudadanía puedan hacer un buen servicio a Cataluña. También desde el balcón entonó a 'capella' el himno de 'Els Segadors', coreado enseguida por toda la concurrencia.