Ciudadanos

Ladrones de vehículos a sueldo de los narcos

Elegían coches de gama alta que controlaban por GPS hasta que los sustraían y los entregaban a los compradores

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La lucha contra el narcotráfico no se limita a perseguir a los traficantes de estupefacientes. Hay un entramado delictivo que rodea este negocio como la sustracción de vehículos que son utilizados luego para el transporte de la droga. En este terreno se ha desarrollado un nuevo operativo de la Guardia Civil contra los tentáculos del narcotráfico. El objetivo era una organización dedicada a sustraer vehículos de alta gama que ha sido desarticulada entre el Campo de Gibraltar y la Costa del Sol; una actuación policial que se ha saldado quince arrestos.

En la operación, que se inició el pasado marzo, se han llevado a cabo ocho registros domiciliarios en los que han sido recuperados quince vehículos y numeroso material empleado en los robos, informó ayer el Instituto Armado.

La investigación se abrió a raíz de que los agentes detectaran la utilización de coches robados para el transporte de droga tras varias operaciones contra el narcotráfico llevadas a cabo en el Campo de Gibraltar. La práctica habitual de los narcos es emplear este tipo de vehículos que abandonan en el caso de ser sorprendidos 'in fraganti'. Esos coches tienen unos legítimos propietarios que son ajenos al negocio. Por eso, cuando los vehículos son intervenidos rara vez pueden ser vinculados a los traficantes, salvo por pruebas como las huellas dactilares.

La Guardia Civil descubrió que todos los coches que sustraía la banda investigada tenían en común un sistema de localización GPS que permitía saber en todo momento el trayecto seguido y el punto en el que se encontraban. Ese mecanismo les permitía tener controlado el vehículo en cuestión. La banda utilizaba herramientas de alta tecnología que les han sido requisadas como balizas, ordenadores portátiles, llaves maestras o inhibidores de frecuencia.

La organización estaba integrada principalmente por ciudadanos búlgaros, marroquíes y españoles con un «alto grado de especialización». Cada grupo tenía una tarea asignada. Así, los búlgaros, con el apoyo de los españoles -entre los que estaba el jefe de la organización- ejecutaban los robos y ocultaban los coches en urbanizaciones de la Costa del Sol.

Los marroquíes, por su parte, contactaban con compradores vinculados al narcotráfico; mientras que el tercer grupo trasladaba los coches al Norte de Marruecos a través de los puertos de Algeciras, Tarifa y Málaga.