«Nos sentimos engañados»

El colectivo de afectados por las expropiaciones de los terrenos de Las Aletas no da crédito del desarrollo que, finalmente, han tenido los acontecimientos en relación al futuro parque empresarial. Más de una docena de pequeños propietarios mantiene en manos de la Justicia el proceso de expropiación, «porque nos sentimos engañados». Miguel Jaén perdió a mediados de 2006 más de 5.600 metros cuadrados, incluida su vivienda. Después de mucho patalear, la Administración valoró en 108.000 euros su propiedad. La expropiación le obligó a mudarse a la casa de su hija y ahora espera poder comprar un piso en la barriada de Casines de Puerto Real. Ha logrado que la Junta, por lo menos, abone el alquiler de la vivienda en la que reside. Pese a todo, lamenta que un proyecto que no acaba de salir adelante haya fracturado su sistema de vida.

La misma opinión tiene Manuel Gómez, que perdió en el proceso de expropiación su hogar, el negocio y una finca con 360.000 metros cuadrados. Recibió como compensación casi cuatro millones de euros, pero guarda en el cajón la tasación de sus propiedades realizada por un perito cuyo valor era de 30 millones de euros. Manuel ha tenido que reorientar su vida y su negocio, dedicado a la compraventa de caballos. La expropiación le ha obligado a alquilar una pequeña finca en Jerez donde trabaja con sus 52 caballos y a mudarse con su familia hasta El Puerto. Acusa a la Junta de no haber resuelto el problema judicial con los afectados de Las Aletas y asegura que el trámite judicial sigue adelante.

Otro colectivo que mantiene en jaque el desarrollo del parque industrial es el de los grandes propietarios. Así la compañía Dehesa Norte no está de acuerdo con la expropiación forzosa y sigue en los tribunales.