lotería de navidad

El salón de los sueños....y la salud

Una veintena de ‘friquis’ veteranos se disputan la atención mediática en la nueva casa de la fortuna

MADRID Actualizado: Guardar
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Los grandes premios no madrugaron. En el salón de los sueños, la fortuna fue de menos a más. Comenzó su feliz reparto por los quintos premios a las 9,39 para llegar a un ‘Gordo’ poco madrugador que viajó por toda la geografía española tras dos horas de espera. Fue para el 79.250 y apareció a las 11,14. Una cifra mágica -la más alta para el ‘Gordo’ en la historia del sorteo navideño- que hacía realidad el sueño de unos pocos agraciados. Ocurrió en el abarrotado salón del Palacio de Congresos de Madrid, la nueva ‘casa de la fortuna’, que acogía por primera vez el sorteo más esperado del año. Un salón por el que pulularon una veintena de ‘friquis’ veteranos, personajes estrafalarios y sin complejos que se disputaron, un año más, la atención de los medios.

El viejo salón de la calle Guzmán el Bueno que acogía el sorteo desde 1963 se quedó pequeño y sus apenas 500 plazas han pasado a ser ahora casi 2.000. Ocupadas. Muchas de ellas las ocuparon personas ataviadas con los más diversos y estrafalarios disfraces, de Doña Rogelia a Belén Esteban, Santa Claus, chulapos y chulapas, pasando por abanderados, emplumados, endecimados, o enmonedados. La mayoría de ellos, habituales de este evento mediático al que acuden cada año en busca de unos fugaces segundo de fama y de una suerte en forma de millones esquiva para casi todos ellos. Son unos experimentados comparsas de la fortuna que se aprestaron a buscar y posar ante los centenares de cámaras fotográficas y de televisión desplegados para la cobertura del sorteo.

Enrique Viches lleva doce años viajando desde Cebreros (Ávila) al salón de sorteos cada 22 de diciembre. Este octogenario amante del vino y la juerga optó esta años por disfrazarse de Belén Esteban. “A ver si tengo la misma potra que esta chica” dice, encantado de captar la atención de televisiones, radios, fotógrafos y redactores. Es, como casi todos, un ‘friqui’ veterano, que ha lucido una docena de disfraces distintos. Su parecido con Belén Esteban es remoto, a pesar de los labios reventones de rojo y la estropajosa melena rubia. De ahí que optara por lucir un cartel aclaratorio.

Trío de color

Marcelo, Rufino y Fernando fueron sin duda el trío más llamativo. Sus coloristas disfraces estaban hechos con ceniceros, tapones de zumos y monedas de las extintas peseta. Los diseña Marcelo, un simpático octogenario originario de Cuenca que lleva desde 1979 dándole al magín. “No los vendo por nada del mundo, que los hereden mis hijos” dice sobre unos diseños que va renovando cada año y “que no tiene precio”. El primero fue del de las pesetas, que hoy lo lucía Rufino y que fue creado a primeros de los ochenta. Fernando Gracia, de 66 años, lucía el de la chapas de refrescos y Marcelo, vecino de Leganés, lucía el último de sus diseños, con chaqueta, falda, pantalón, sombrero y zapatillas cuajadas de abalorios y ceniceros del real Madrid. “Como han dicho que ya no se va a poder fumar, se me ha ocurrido lo de los ceniceros” explica risueño.

De diosa de la Fortuna, más bien desastrada y greñuda se disfrazó Ángela Sánchez, un mujer entrada en años que antes que diversión quería los eurillos que le pagaron por la pantomima el programa de humo que la contrató.