Si lo sé, no vengo
Actualizado:En esta misma sección en la edición de LA VOZ del pasado día 16, bajo el título 'Comenzó en Nazaret', publicábamos una carta que hacía referencia al viaje realizado por José y María, en los tiempos en que aún no se celebraba la Navidad y tampoco existían las agencias de viajes. Hoy retomamos el mismo tema para sentar un paralelismo entre aquellas circunstancias y las que actualmente vienen ocurriendo. Recordamos que aquel viaje estuvo motivado por el 'Decretazo'. La ciencia avanza que es una barbaridad, se promueven las relaciones internacionales, la Alianza entre Civilizaciones en un mundo que dicen que está globalizado, pero solo para los intereses económicos; sin embargo cuando se trata de resolver los problemas vecinales recurrimos a la fuerza, al poder y así las autoridades no se privan de imitar lo que hizo César Augusto hace más de veinte siglos. En aquel viaje San José cumplía una responsabilidad ciudadana, la misma que ahora queda cuestionada por unos señores que haciendo alarde de una prepotencia inadmisible dejan tirados en los portales de los aeropuertos a cientos de miles de ciudadanos. El desplazamiento de José y María se caracterizó por la improvisación y la austeridad, fueron en un burro, tardaron nueve días para recorrer 150 km y cuando llegaron al destino no encontraron alojamiento. Esto hoy no ocurre, para estas cuestiones la ciencia sí hace alarde de su progreso ofreciendo unos servicios que cubren las demandas más exigentes. La Navidad no es símbolo de austeridad e improvisación, todo lo tenemos programado con suficiente antelación: el viaje, los reyes, la comida... la austeridad es un término que venimos ignorando, la sociedad del bienestar cambió nuestra mentalidad , ahora somos consumidores compulsivos. Sinceramente, considero que si el bueno de San José hubiese conocido estas circunstancias nuestras es posible que dijese: «¡Si lo sé, no vengo!»