Un devoto de Ferrer Salat
Aficionado a los ensayos literarios, cuenta con más de 10.000 libros de este tipo en su casa
MADRID.Actualizado:De pequeño quería ser periodista, pero la presión paterna le obligó a estudiar algo de provecho. Joan Rosell (Barcelona, 1957) primero se graduó como ingeniero industrial, pero no le bastó. Poco después, se mudó a Madrid para estudiar Ciencias Políticas en la Complutense. «Mi madre siempre me decía que no debía vender aquel apartamento, ahora me doy cuenta de que tenía la razón», recuerda con una sonrisa mientras se atusa el flequillo. Ahora, treinta años después, el nuevo presidente de CEOE tendrá que buscar, de nuevo, un piso en la capital.
Rosell destaca más por su trayectoria dentro de la patronal catalana que por su actividad empresarial. Es un devoto de la figura de Carlos Ferrer Salat, el primer presidente de CEOE. «Era un adelantado a su tiempo. Iba siempre una década por delante de los demás, buscando siempre el futuro», destacó ayer en su discurso de investidura.
Los periodistas le han perseguido durante toda la campaña electoral para conseguir una entrevista o unas simples palabras, pero su agenda estaba repleta de compromisos. «Lo mejor de estas últimas semanas ha sido poder haber compartido con muchos empresarios opiniones, sugerencias, propuestas, iniciativas...», asevera.
Con motivo de sus tareas en la patronal catalana y nacional, su mujer, Elisabeth Trallero, se ha tenido que hacer con las riendas de la empresa familiar Congost Plastic. En la actualidad, Rosell también participa en el consejo de administración de Gas Natural Fenosa.
Desde los 20 años, esta «mente inquieta» publica artículos en prensa con sus reflexiones en materia económica, energética y también política. Una de sus principales aficiones es la literatura ensayística. No en vano, en su casa de Barcelona cuenta con alrededor de 10.000 libros de este tipo.
Los que más le conocen le catalogan como «un conservador con rostro humano». Los últimos libros que ha publicado le acreditan como un liberal convencido. En todos sus discursos ha tratado de huir del sambenito nacionalista que le colgaron. Siempre esgrime que un patrono debe estar próximo al poder sobre el que debe influir.
En los casi dos meses de campaña, Rosell ha superado el principal escollo que se le presuponía: ser catalán. Muchos indicaron que esto había provocado la enemistad de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Fueron solo rumores, ya que la líder popular le apoyó -junto a Alberto Ruiz Gallardón y Manuel Fraga- en un acto público, mientras que Santiago Herrero se tuvo que conformar con los segundos espadas.
«Más que por catalán, tendré problemas por ser del Barça», bromeaba el nuevo presidente de la patronal. Y es que, entre pasillos, muchos empresarios bromeaban diciendo que el voto de Joan Gaspart, vicepresidente de la patronal y ex presidente culé, estaba asegurado por esta pasión común que une a los dos catalanes.