Somos como somos, pero es mejorable
ECONOMISTA Y AUDITOR INTERNO Actualizado: GuardarNo hay que tenerle miedo a la realidad. Hacer un buen diagnóstico es clave para poder dar soluciones correctas, igual que un médico no acertará en el tratamiento si el diagnóstico no es preciso. Esta humilde y pequeña disertación sobre nuestra economía y forma de ser, se podría publicar cualquier año, pues no pasará de moda ni se quedará obsoleta. Una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad, sobre todo cuando la cuenta el partido político que está en el poder, con la mayoría de los medios de comunicación nacionales afines a su tesis, o más bien en contra de la oposición, y sobre todo cuando el pueblo se deja engañar. Recuerdo el debate entre el señor Solbes y el señor Pizarro justo antes de las elecciones del 2008, todo lo que dijo éste último se ha cumplido, por el contrario los argumentos económicos del entonces ministro de Economía han quedado en evidencia. A principios del 2008 le dije a un amigo que teníamos crisis para diez años como mínimo. Estimados lectores, han pasado tres y no me atrevo a descontarlos. Me tachan de negativo, algunos dirían que soy antipatriota, pero cuanto antes reconozcamos lo que somos y lo que somos capaces de hacer, antes podremos poner remedio a nuestra situación, que les digo yo, que es nuestra, y no de los demás. No se dejen engañar con la justificación de la crisis internacional, ésta no es la causa de nuestros problemas, aunque por otro lado sería de necio no reconocer que ella ha influido negativamente en nuestra caída, la ha agravado e incluso dependemos ahora de la recuperación financiera internacional.
Porque en realidad España siempre ha dependido de los fuertes, de los de siempre, sí, sí, los que están ahora arriba y desde hace muchas décadas. España necesita muchos años de ajuste, de restricción del gasto, público y privado, sobre todo cuando el ahorro exterior ya no va a venir con tanta alegría a financiarnos, o ¿es que los alemanes están dispuestos a soltar dinero y más dinero para que nosotros nos dediquemos a jugar al golf y sacar el barquito los fines de semana?, (por cierto, ni sé jugar al golf ni tengo barquito, aunque me gustarían ambas cosas). Señores, vamos a estar muchos años con dos dígitos de tasa de paro probablemente 15 o 20. Tenemos algo menos de 5 millones de demandantes de empleo (como le gusta decir al Gobierno), más de un 20% de paro, y yo diría que en España con un 10% de tasa de paro seríamos reyes, por lo tanto tenemos que ocupar a unos 2,5 millones.
Pues bien, tenemos cuatro grandes sectores oferentes de empleo, por un lado la construcción, gran aportador de desempleados, sector que nunca volverá a los crecimientos que hemos conocido y que no va a contribuir a reducir el paro, es más, yo diría que no ha tocado fondo. El sector servicios está saturado, no solo pensemos en el turismo, incluye también la banca, consultorías, comunicaciones, transportes, y en cuanto al turismo, cuidado con los países del este, con una gran oferta cultural y precios muy competitivos. El sector primario, agricultura, ganadería y minería principalmente, cada vez más pequeño, donde los hijos no quieren seguir los pasos de los padres, un trabajo duro y poco remunerado, es comprensible.
Llegamos al sector industrial, lo he dejado el último a propósito. Los políticos quieren cambiar el modelo económico. El modelo económico no se puede cambiar de la noche a la mañana, y mucho menos convertirnos en un país industrial, que es lo que verdaderamente genera valor añadido, porque nunca lo hemos sido, porque hay que tener vocación industrial, yo diría que es una forma de ser, casi de entender la vida, y la forma de ser no se cambia. Salvo excepciones, los españoles no inventamos, compramos patentes a los países que inventan, que casualmente son los de siempre (sí, sí, los que están arriba entre otras cosas por inventar), y algunos más que no están tan arriba por PIB, pero sí por renta per cápita. Somos como somos, el tren lo perdimos en el siglo XVIII y no ha vuelto a pasar. Nos gusta gastar y vivir bien, por encima de nuestras posibilidades, pues bien, esto se ha terminado, la próxima generación no podrá hacerlo, hemos terminado incluso con nuestro «modelito económico del gasto».
Se me olvidaba, el sector industrial tampoco podrá absorber a tantos desempleados, que necesita además mano de obra cualificada. Probablemente los inmigrantes se tendrán que ir, quizás tengamos que volver a emigrar. Mi receta para los próximos lustros es muy sencilla, gastar mucho menos o gastar lo preciso (incluye quitar competencias a las autonomías), invertir mucho más y mejor en educación desde las bases hasta la universidad, apostar por la industria agroalimentaria, que es lo que tenemos, potenciar los servicios turísticos, mejorar las comunicaciones, contener los sueldos, no volver a permitir el desmadre bancario, apostar definitivamente por la energía nuclear y dejarse de ventiladores, facilitar la creación de empresas y apoyar al emprendedor, fomentar y premiar el trabajo y el esfuerzo, y no lo contrario, y hacernos más amigos de los americanos, que mientras sean dueños del mar y del espacio seguirán mandando aunque tengan que compartir algunas cosas con los chinos. Con esto no seremos ricos, pero podemos ser un país de segunda línea decente y consolidado.