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Las zambombas flamencas, una fiesta en auge que inunda Jerez

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Jerez de laAlrededor de una zambomba, una botella de anís y poco más, los flamencos celebran estos días la Navidad en fiestas que inundan las calles, peñas y patios de ciudades como Jerez de la Frontera, donde los vecinos se reúnen para cantar villancicos y llevarlos a su terreno.

La costumbre viene de lejos porque ya en el siglo XVIII los vecinos se reunían en sus patios para celebrar la Navidad, cantando junto a una hoguera y acompañados de la zambomba y otros instrumentos de fabricación casera, como una botella de anís "rascada" con una cuchara.

Hoy en día, las zambombas se han convertido en un fenómeno muy extendido en muchas localidades andaluzas y se han abrazado al flamenco en localidades como Jerez de la Frontera, en unas fiestas en las que las canciones y villancicos tradicionales se han volcado a los ritmos jondos.

"Se mezclan dos componentes, por un lado la celebración gitana de la Navidad, que siempre ha existido, y, de otro, el cancionero del romancero tradicional, que no tiene por qué ser flamenco ni tener ritmos flamencos, pero que se aflamenca. Todas estas cosas conviven en una celebración que tradicionalmente es familiar, de patio, y que hoy en día inunda toda la ciudad", explica a EFE el crítico de flamenco Fermín Lobatón.

La evolución de las zambombas flamencas ha sido imparable: "La zambomba que vivimos ahora, en el siglo XXI, quizá no existía hace treinta años. Es un fenómeno que ha ido creciendo", en especial gracias a artistas que "han trabajado el villancico flamenco y popular" y a grabaciones, como "Así canta nuestra tierra", que, además, han permitido que la fiesta llegue a otros rincones, añade el crítico.

Los más viejos y los más jóvenes participan en zambombas flamencas como la que este fin de semana se ha celebrado en la Peña Tío José de Paula, una de las más arraigadas del barrio de Santiago de Jerez de la Frontera, un epicentro "histórico" del arte jondo.

Allí, las palmas de los vecinos, que abarrotan el patio, dan otro vuelo a villancicos tradicionales al principio de la fiesta, que acaba, ya sin zambomba y de madrugada, en un espacio para que cada quien ofrezca sus cantes y sus bailes.