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El vicepresidente, a bordo de un vehículo militar español. :: EFE
ESPAÑA

El omnipresente Rubalcaba ejerce de 'presidente' en su visita a Afganistán

Felicitar a las tropas españolas en el exterior estaba reservado hasta ahora para la ministra de Defensa, el jefe del Ejecutivo o para la Familia Real

MELCHOR SÁIZ-PARDO
HERAT/QALA-I-NAW.Actualizado:

Omnipresente. También en Afganistán. Tras gestionar en los últimos días, y en primera persona, la crisis aérea o las medidas anticrisis y participar en los principales mítines del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba se convirtió ayer en el primer vicepresidente en viajar a una misión internacional para felicitar a las tropas por Navidad, una visita ya tradicional y que hasta ahora, por su significado, estaba reservada al presidente del Gobierno, al titular de Defensa o a la Familia Real.

Desde Vicepresidencia se insistió una y otra vez en que el motivo de viaje sorpresa era cumplir el «viejo sueño» del entonces 'solo' ministro del Interior de conocer de primera mano el trabajo de los 45 guardias civiles desplegados en la misión de la OTAN, especialmente tras el atentado talibán que el pasado 25 de agosto costó la vida a los agentes José María Galera y Abraham Leoncio Bravo y al intérprete Ataollah Taefi, mientras instruían a los futuros policías afganos.

Pero lo cierto es que Pérez Rubalcaba no fue solo a ver a los funcionarios de Interior. Ni mucho menos. El vicepresidente primero ejerció de presidente 'in pectore': revista a las tropas en las bases de Herat y Qala-i-Naw, sendas arengas ante buena parte de los 1.521 militares españoles encuadrados en la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), visitas a hospitales, presentaciones de armamento y entrevistas con las principales autoridades militares y civiles, incluido una reunión con el influyente gobernador de la provincia de Badghis, donde se concentra el grueso del contingente, Dilbar Jan Arman. Y todo ello, en las apenas siete horas que la siempre apretadísima agenda del 'número 2' del Ejecutivo le permitió pisar suelo afgano.

Pérez Rubalcaba, en plena tormenta de rumores sobre un nuevo comunicado de ETA, llegó al árido país asiático en secreto (por motivos de seguridad) y junto a la cúpula del Ministerio del Interior, incluidos sus dos hombres de mayor confianza: el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, y el director de las fuerzas de seguridad, Francisco Velázquez. Pero también se hizo acompañar de algunos de los máximos responsables del Ejército, entre ellos el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), Julio Rodríguez, comitiva habitual de Rodríguez Zapatero en las visitas a las tropas en el extranjero.

«Seguridad y libertad»

Y en loor de multitudes -Rubalcaba se hizo sendas 'fotos de familia' con varios cientos de militares y guardias civiles- cumplió con el ritual de felicitar la Navidad a las tropas. Eso sí, lo hizo también en nombre de Rodríguez Zapatero (que ya estuvo con los soldados en noviembre) y de don Juan Carlos.

Entre café y café y charlas informales nada más aterrizar en Herat, el vicepresidente quiso dejar clara desde el principio la importancia que el Gobierno da a esta misión que el próximo enero cumplirá nueve años. «La seguridad y la libertad de Afganistán es también la seguridad y la libertad de los españoles», apuntó. «Los españoles estamos profundamente agradecidos y orgullosos de que seáis nuestros compatriotas. Vuestra fama os precede», señaló ante los mandos y la tropa, antes de agradecerles el «durísimo trabajo» y ganarse el aplauso de los cerca de 500 soldados congregados en el comedor de la base de apoyo avanzado de Herat.

Pero el centro de este viaje relámpago no fue Herat, sino Qala-i-Naw, la mayor base de España en Afganistán y donde trabajan un millar de militares en los planes de reconstrucción y seguridad de una de la zonas más deprimidas del planeta. Fue una visita emotiva a la nueva base 'Rui González Clavijo', inaugurada solo días después de que en las antiguas instalaciones murieran los dos guardias y el intérprete. Pérez Rubalcaba se reunión con los compañeros de los fallecidos. A ellos le explicó que durante el encuentro con el gobernador le exigió que «apriete» en la investigación sobre el atentado para que todos los cómplices del asesino terminen en la cárcel.

También hizo una incursión exprés en la aldea para conocer la 'joya de la corona' de la cooperación española en esta provincia en la que ya se han invertido más de 160 millones de euros: el nuevo hospital de Badghis, donde ya se atienden a cerca de 65.000 personas al año.

Pero sin duda el momento más emotivo fue el homenaje a los caídos en la misión de la ISAF, 94 fallecidos, la mayor cifra de bajas en los veinte años de presencia de las Fuerzas Armadas en el extranjero. «Ellos fueron más allá del cumplimiento del deber. Son los mejores y no los vamos a olvidar», garantizó Pérez Rubalcaba al millar de militares con los que almorzó en esta jornada maratoniana, a los que recordó que «esta es la misión más importante y más difícil», a la que nunca se hayan enfrentados las tropas españolas.

El vicepresidente primero hizo suyas las palabras de Zapatero hace un mes («no hemos venido para quedarnos»), pero prometió que el contingente no se marchará hasta no ver su «misión cumplida»: impedir que el país asiático vuelve a caer en las garras de Al-Qaida. «No podemos permitirnos que, una vez nos vayamos, Afganistán vuelva a ser un país que exporte odio y terror. La seguridad de Afganistán es también la nuestra», apostilló antes de embarcarse de regreso a España.