Una escuela de vida
Muchos de los que hicieron la 'mili', y renegaban de ella, hoy la reivindican
MADRID.Actualizado:Curiosa paradoja: muchos de los que antaño hicieron la 'mili' (y renegaban de ella), hoy la reivindican. Esas personas que a los 20 años pensaban que era «un año perdido», ahora, en la cuarentena o cincuentena, creen que en el cuartel te enseñaban lo que lo te enseña la familia, ni el colegio ni la universidad.
¿Qué es lo que se aprendía en la 'mili'?. Para Juan Carlos Atero, que estuvo en La Reina (Córdoba) en 1981, lo más importante fue conocer a gente de todos los estratos sociales. «En unas maniobras en Chinchilla nos juntamos en la misma tienda de campaña un camarero, un taxista, uno que no sabía leer y otro que iba para ingeniero», recuerda. «El que no sabía leer, como era de los veteranos, le traía a mandamiento al que iba para ingeniero, que le obedecía sin decir ni pío. Seguro al ingeniero no se le ha olvidado». Atero se levantaba a las siete y en diez minutos había que estar formado el patio. «En la mili te curtes, disciplinas el cuerpo y aprendes cómo es la gente, cómo se mueve, las tretas que utilizaba cada uno para escaquearse de una guardia, conseguir un fin de semana o librarte de unas maniobras. Era una escuela de la vida».
Este constructor, de 54 años, que tiene un hijo adolescente, no se cansa reprenderle: «¡Qué bien te vendría una 'mili'!». Piensas que su hijo, y los amigos de sus hijos, «tiran» buena parte de la vida con la play, el tuenti y el botellón. «Lo han tenido todo al alcance de la mano y eso no les pasará factura; la felicidad no hace migas con la sobreabundancia».
De parecida opinión es Severino González, de 49 años, un leonés con aspecto de vikingo que hizo la instrucción en 'El Ovejo', en Cerro Muriano, también Córdoba, y el resto de la mili en un cuartel de Sevilla. Severino tuvo la suerte de caer en una compañía donde «vivíamos bastante bien» y hace una llamativa observación: «Es el único año de mi vida que puedo reconstruir mes a mes».