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María Asunción Mateo se acercó a la sede de la Fundación para participar en la lectura de poemas. :: L. R.
María Asunción Mateo | Viuda de Rafael Alberti y ex directora de la Fundación

«No tengo que defenderme de nada»

La que fuera pareja del poeta durante veinte años augura que el Ayuntamiento hará una buena gestión de su legado cultural

LOLA RODRÍGUEZ
EL PUERTO.Actualizado:

Cuando el reloj está a punto de marcar las doce del mediodía, María Asunción Mateo se sitúa en el atril, frente a un aforo compuesto de niños pequeños, escolares portuenses acompañados por profesores y padres. Tras ella una impresionante fotografía del que fuera su marido, ataviado con la característica camiseta de rayas marineras que le gustaba lucir. La viuda del poeta del 27 despliega el papel y con tono firme, pero suave, lee uno de sus poemas. Como una más. Así quiso celebrar el 108º aniversario del nacimiento de Rafael Alberti, el primero desde que dimitió como directora y presidenta de la Fundación tras 17 años al frente. De negro riguroso y con el pelo recogido, Mateo, que en los últimos meses ha seguido en la prensa las especulaciones en torno al futuro del legado del poeta, se muestra reacia a hacer declaraciones. Está cansada, dice, de leer cosas que no se corresponden con la realidad. «Además, el importante era y es él. Yo no soy nadie».

-¿Cómo está viviendo este día tan especial? Está claro que Alberti está presente en las aulas de los colegios portuenses...

-Pues compartiendo la alegría de todos los que se acuerdan de Rafael y con mucha ilusión, como todos sus cumpleaños. Él fue un gran poeta de la calle y para la calle y se hace más presente y más grande aún cuanto más estén sus versos en la boca del pueblo. Por eso es una satisfacción ver esta sala llena de personas, de niños, leyendo sus poemas.

-¿Y no cree que, más allá de estos actos puntuales, la disolución de la Fundación va a reducir esta presencia en El Puerto?

-Pero es que su presencia no se ciñe a El Puerto porque él no es un poeta local, sino universal y como tal pasará a la historia a través de los siglos. Su obra permanecerá siempre como la de otras figuras: Góngora, Lope...

-Ahora es el Ayuntamiento portuense el que como patrono toma la batuta de la Fundación. Aunque aún se desconoce cómo la gestionará o si habrá alguien al frente...

-Estoy segura de que el Ayuntamiento va a hacer una gran labor. Tiene a gente muy valiosa que será capaz de sacar las cosas adelante como se ha venido haciendo hasta ahora. Yo me he ido de forma voluntaria, pero esta casa se queda abierta con todo su material, y en ese sentido todo sigue igual porque es un patrimonio que pertenece a El Puerto.

-¿No considera que ha sido un fracaso la pérdida de la Fundación?

-¿Un fracaso? Después de 17 años trabajando, haciendo que este edificio de 2.500 metros tenga vida, con una comisión de honor presidida por la Reina Doña Sofía, y con la presencia de personalidades de primer nivel que han pasado por aquí como Saramago, José Hierro. se ha hecho un gran esfuerzo y para nada considero que la disolución de la fundación sea ningún fracaso. Es una etapa que concluye y comienza otra nueva.

-Aunque ya no esté implicada desde dentro, ¿va a seguir vinculada a la Fundación, colaborando o prestando ayuda?

-Yo voy a intentar, estando fuera de la Fundación, aportar todo lo que sea bueno o que pueda interesar en torno a la figura de Rafael, por supuesto. Como unas partituras de la Sociedad General de Autores sobre poemas musicados. De todos modos, su obra tiene tanto peso y es tan importante, que no hacen falta este tipo de cosas para promocionarla, porque trasciende de por sí.

-Se ha dicho que ya apenas se publican libros de Alberti...

-Es que Alberti no es ningún 'boom' literario. Ningún autor clásico lo es. Esto les pasa a todos. Sus obras están ahí y nunca pasarán, porque son esenciales e imprescindibles, pero cuando hay reediciones no se venden tanto como otros libros.

-¿Qué es El Alba del Alhelí?

-El Alba no es más que una sociedad gestora de derechos culturales que se creó cuando vivía Rafael. No entiendo por qué ha habido tanto revuelo con esto. Es una gestora de derechos de autor de Rafael y de otros artistas que quieran que les lleve. Lógicamente para utilizar su obra o su imagen tienen que pedir permiso.

-También se ha comentado que su marcha deja tras de sí una importante deuda en la Fundación...

-¿Deuda? Pues que lo expliquen los que lo dicen. Yo no tengo ni idea de eso. No he dejado ninguna deuda. Cuando me fui dejé pagados los sueldos de las dos personas que dependen de la Fundación. Lo que sí puedo decir es que aquí no hay nada oculto ni secreto. No conozco una gestión económica más limpia que esta. Ha sido como en los hogares, una economía doméstica con mucho esfuerzo. Me he llevado 17 años trabajando por amor a Rafael, a su obra y a su ciudad. Y no pretendo que me agradezcan nada, sino que me lo reconozcan, que lo he hecho así. No tengo que defenderme de nada. Sólo tengo mi propia autoridad moral para vivir tranquila, que es lo que quiero, vivir tranquila.

-¿Qué sucedió con el trabajador de la Fundación que se quejó de maltrato por su parte?

-Era todo falso. Sólo quería dinero. Su pretensión era trabajar cinco días al mes. Eso no podía ser. Pero yo no quiero entrar en polémicas de ningún tipo ni con este asunto ni con ningún otro.

-¿Y el arquitecto catalán que denunció que se le habían cambiado pasajes y se habían eliminado varios nombres en el libro editado por la Fundación?

-¿Dónde está esa denuncia? Ese señor no se leyó las correcciones que le enviamos. Le mandamos varias cartas ante notario y no se leyó nada. Incluso vino a la presentación y no se lo había leído. De todos modos, insisto, no quiero polemizar más porque nunca he entrado al trapo de nada. Esto se convierte en una cadena de acusaciones y respuestas en la que no quiero entrar. Además, siempre he dicho que yo no soy nadie ni quiero nada. Mi único pecado ha sido estar junto a Alberti durante veinte años.