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Editorial

Negociación bajo alarma

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El informe de la OCDE que sitúa a España entre los países con una mayor tasa de jóvenes que 'ni estudian ni trabajan' refleja la angustia precoz que viven quienes se hallan en tal situación y constata un problema de especial gravedad para el progreso de la sociedad en su conjunto. El fracaso escolar y el abandono temprano de los estudios se ha topado con la crisis económica y la creciente dificultad de los jóvenes para acceder al mundo del trabajo. La llamada 'generación nini' ha sido estereotipada e incluso caricaturizada ante la opinión pública, presentándola en ocasiones como una manifestación de parasitismo social combinada con conductas desestructuradas. Pero el fenómeno resulta demasiado general como para que la sociedad lo perciba como un asunto residual o las familias lo contemplen sin percatarse de que les atañe directamente. La 'generación nini' tiene una composición social determinada. En esta encontramos dos características que deben centrar la atención de las instituciones, tanto desde el punto de vista de la educación como del empleo. Por una parte, el fracaso escolar afecta de manera tan abrumadora a los chicos respecto a los resultados que ofrecen las chicas -34,7% frente a 22%- que obliga a preguntarse por qué se produce semejante asimetría en su rendimiento, dando lugar a una mayor incorporación masculina a la 'generación nini'. Por otra parte, tanto desde el punto de vista de la enseñanza como en lo que se refiere al empleo, las administraciones competentes han de atender prioritariamente aquellas situaciones rayanas con la exclusión inmediata o potencial de los jóvenes. Las intenciones expuestas por el Gobierno en torno a la agenda social anunciada tras su remodelación exigen que los servicios públicos de empleo dirijan sus principales esfuerzos hacia la adecuada formación y la orientación laboral de esos sectores de la juventud. Los jóvenes deberán enfrentarse a un largo período de incertidumbre para encontrar trabajo o dar con una opción formativa que les procure empleo. Pero son las familias las que han de encargarse de responsabilizarlos de buscar activamente ambas cosas.

El Congreso de los Diputados aprobó ayer la prórroga del estado de alarma hasta el 15 de enero con los votos de PSOE, PNV, CC y la abstención del PP. En el curso de la sesión, el ministro de Fomento lanzó informalmente en conversación con periodistas la propuesta de retomar las conversaciones con los controladores para acordar un nuevo convenio colectivo. La propuesta de Blanco ha llegado en un ambiente de cierta distensión al haber prorrogado el ministro el plazo para permitir que los controladores que o no hicieron o no superaron la prueba para obtener la competencia lingüística puedan todavía realizarla, y al ofrecer la gran mayoría de los controladores el compromiso escrito de no alterar el tráfico aéreo aun sin estado de alarma. Sería inteligente por parte de los controladores aprovechar el ofrecimiento de Fomento para salvar en lo posible un statu quo que todavía, pese a los recortes, sigue siendo envidiable. En caso contrario, todo indica que comenzará en breve la imparable privatización de los aeropuertos, incluso el control aéreo, de forma que desaparecerá la actual función de AENA y serán los concesionarios quienes aporten los equipos de controladores.