ESPAÑA

El Gobierno salva en el Congreso el decreto de privatizaciones

PP y CiU descalifican las medidas por «improvisadas» e «insuficientes», pero se abstienen por estar de acuerdo con las rebajas fiscales a las pymes

MADRID. Actualizado: Guardar
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El Gobierno no pasó ayer dificultad alguna para que el pleno del Congreso convalidase el real-decreto de reformas económicas y privatizaciones que el viernes pasado aprobó el Consejo de Ministros para frenar un nuevo ataque de los especuladores a la deuda pública española. Lo que en cualquier otro momento hubiese sido un debate estrella, por su contenido polémico y de calado, pasó sin pena ni gloria por el pleno eclipsado por la controversia de las medidas excepcionales contra los controladores.

El paquete de medidas urgente que contiene la reducción de impuestos a las pymes, la subida del precio del tabaco, la privatización parcial de la propiedad y la gestión de la Lotería Nacional y los aeropuertos, la rebaja de costes empresariales o la entrada de operadores privados en la intermediación laboral solo fue rechazado de manera frontal por los grupos minoritarios de izquierda, IU, BNG, ERC y UPyD.

El real decreto fue aprobado con los votos del PSOE y de sus socios de PNV y Coalición Canaria (CC), que por primera vez pusieron a prueba la fortaleza de los acuerdos parlamentarios y respaldaron al Ejecutivo en una importante iniciativa de política económica ajena a la aprobación de los Presupuestos de 2011. De hecho, su fidelidad de voto fue decisiva para que el Gobierno pudiese rechazar la reclamación de todo el resto de la oposición de que el real-decreto fuese tramitado como proyecto de ley, con lo que evitó que su aprobación se retrasase varios meses y que la norma fuese enmendada por el Parlamento.

El más duro en sus críticas fue Cristóbal Montoro (PP), quien, con indisimulada ironía, dijo a Zapatero: «¡Quién le ha visto y quién le ve!» tras haber estigmatizado durante años las rebajas de impuestos y las privatizaciones. Aseguró además que «asistimos a los estertores últimos de un Gobierno que no tiene ni filosofía tributaria ni política». Reclamó reformas estructurales «urgentes y de verdad».