Los futbolistas de Caravaca y Jaén amenazan con no jugar sus partidos

El fútbol atraviesa un momento crítico, y es en las cloacas del balompié donde el tufo ya se antoja irrespirable, insoportable. Dos equipos del grupo IV de Segunda B ya han amenazado esta semana con no disputar sus respectivos encuentros de la última jornada del año, y el tiempo corre tan deprisa como las soluciones caminan despacio.

Los jugadores del Real Jaén y el Caravaca se plantan, o al menos dan un serio toque de atención a la espera de ver qué ocurre el fin de semana. Llevan varias semanas sin cobrar su nómina y, sobre todo, temen no ver ni un euro de aquí a que termine la temporada. Por ello quieren cortar el problema de raíz: o les pagan, o no juegan.

El capitán del conjunto andaluz se erigió ayer en portavoz del vestuario para comunicar el pensamiento de sus compañeros. «No nos vamos a echar atrás y la decisión es rotunda, sobre todo cuando hemos hablado con los nuevos dirigentes y nos hemos encontrado que estamos en la misma situación que con los anteriores», apunta el defensa.

Espín anunció que los directivos ya conocen la posición de la plantilla y que ahora esperan noticias, porque «no se puede aguantar esta situación. Necesitamos el dinero para comer y pagar nuestros compromisos», indicó el defensa

En situación similar se encuentra el Caravaca. El cuadro murciano aprovechó el pasado derbi de La Nueva Condomina ante el equipo de la capital para protestar con una sentada en el inicio del encuentro. Anunciaron que no jugarían el próximo choque ante el Almería B en El Morao y de momento mantienen esa intención. Para hoy han convocado una rueda de prensa en la que comunicarán su decisión.

Los jugadores llevan casi dos meses sin cobrar la nómica. Hace algunas semanas apretaron pero sólo les pagaron media mensualidad.

La directiva, en contra

Los dirigentes también mostraron ayer su opinión acerca de la postura de los jugadores. «La directiva del Caravaca CF no cesa de buscar soluciones a la difícil situación económica del club. Respeta las diferentes formas que puedan tener los jugadores de manifestarse, pero no comparte que un futbolista suyo se niegue a jugar un encuentro que deba ser disputado, pudiendo tener consecuencias deportivas e institucionales gravísimas como la perdida de puntos o incluso llevar a su desaparición». Y es que la primera incomparecencia se castiga con la pérdida de puntos, pero la reincidencia conlleva a la expulsión.

Así pues, de los diez partidos de la jornada, sólo se jugarían ocho, algo que adulteraría tremendamente la competición sobre todo si se sigue repitiendo. Y es que ahora mismo, el futuro del grupo IV de Segunda B es una incógnita.