Elisa Cantón, en el centro de la imagen, es una de las profesoras que se ha ganado la confianza de los chavales para reconducir su actitud hacia la educación. :: VÍCTOR LÓPEZ
EDUCACIÓN. La Pedrera Blanca (Chiclana)

La medicina para el conflicto

'Educando en justicia' es la asignatura que moldea los caracteres más difíciles y favorece la convivencia en el aula PARA PARTICIPAR:

CHICLANA. Actualizado: Guardar
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Se llama Juanjo. O Manu, o Javi, o Isra o David o José. Lleva chándal o vaqueros anchos con esos grandes tenis que le hace sentir más seguro. Luce una pequeña cresta en la coronilla o varios rizos en la nuca. Y en su cara, entre el acné y la inminencia del afeitado, algún que otro 'piercing'. No le gusta ir a clase, no le gusta estudiar. Callejea para pasar el tiempo, mientras debería estar en casa con los deberes, y a veces hace cosas que no están bien, aunque tampoco es consciente de si están del todo mal. En verdad no sabe lo que quiere, ni cómo conseguirlo. Ni siquiera sabe qué pensar, ni qué decir ni cómo tiene que actuar o con quién debe hablar. Y se mantiene a flote en una semiinconsciencia mientras deja pasar los días entre la rebeldía y el hartazgo. Porque en el fondo sabe qué debería hacer, pero no lo hace.

El día menos pensado perderá el control de sus correrías y, si no es la primera vez, acabará ante un juez que lo enviará a un reformatorio o, en el peor de los casos a Puerto II. Luego vienen las segundas oportunidades, los permisos, los centros de reinserción. Pero antes de que el tallo se tronche con el remanente de los años perdidos, existe una salida. Y un instituto, La Pedrera Blanca, que la está llevando a cabo con éxito. «Hace seis o siete años, la vida en el instituto era imposible. Horroroso. El director decidió crear el Departamento de Convivencia». Como el de Ciencias o el de Lengua. Y con un aula propia, asistida por profesores mediante turnos. «Allí mandamos a los chavales, en lugar de expulsarlos dos o tres días o un mes. Hacemos talleres, intentamos que reflexionen.». Además de la profesora de Música, Elisa Cantón es el alma máter de esta experiencia que enlaza con el proyecto impulsado por el Ayuntamiento de Chiclana para reducir y eliminar la delincuencia juvenil. «Es cierto que hay causas perdidas. Y en muchos casos se trata de personas inteligentes, pero les falla el entorno. Y ante eso poco podemos hacer. Pero hemos conseguido sacar adelante a otros muchos chavales. Se trata de abrirles una puerta».

Pensar dos veces

El proyecto municipal, que se ha llevado a cabo en otros centros como el Picasso, se llama 'Educando en justicia' y se imparte como una asignatura más durante dos horas cada semana. Abarca contenidos relacionados con la legislación: desde la Constitución a la Ley del Menor, pasando por las normas de Tráfico, las diferencias entre delitos y faltas, etc. Policías locales, abogados penalistas, visitas a los juzgados y charlas con jueces componen este bloque legal que, en el caso de La Pedrera, se complementa con un proyecto de educación socioemocional en el que tocan de lleno problemáticas como los 'sin techo', a través de Cáritas, visitan centros de geriatría o participan en las aulas hospitalarias. Precisamente ahora preparan un teatro de títeres que representarán en la planta de pediatría del hospital de Puerto Real. «En ésta quiero que participen otros alumnos que no están en 'Educando en valores'. Hay profesores que no comprenden esto porque entienden que premiamos a los 'malos'. Pero hay que ofrecer una alternativa a los que no quieren estar arriba. Si no, se van a la calle».

El perfil del alumno que entra en este particular programa está muy claro: mal estudiante, desmotivado y con riesgo de exclusión social. «Los padres tienen que dar su consentimiento a todo esto. Y normalmente ayudan, son competentes». «Mira cómo están. Al principio era impensable». Cuatro chavales esperan pacientes sentados en un banco del vestíbulo. Tranquilos, conversan entre ellos.

«Si no fuera por Elisa y por otros profesores no estaría aquí, ni sacaría buenas notas». Habla Juanjo. «Ahora, en la calle, nos pensamos dos veces las cosas antes de hacerlas». Se dirige junto a otros compañeros a la clase de Fontanería. Él pertenece a una promoción anterior de 'Educando en valores' y ahora estudia un PCPI (Programa de Cualificación Profesional Inicial), que es el paso previo a los Ciclos Formativos. «Yo quiero hacer el grado medio y ser electricista», dice Manu. Paco Espadas es el profesor. «Son buenos, y casi todos tienen posibilidades de progresar». Los chavales aprenden el montaje de aires acondicionados, calefactores, placas solares. «Pero antes pasan el filtro de 'Educando en justicia', si no sería imposible, porque no respetarían la disciplina de las clases. Aquí llegan más calmados, con otra conciencia». Ésta es la clave del éxito.

En el patio, un grupo de alumnos dibuja un sistema solar a escala. «Bajamos a clases enteras. Y a los más problemáticos los enganchamos». María es una de las profesoras que trabaja con Elisa. «También tenemos un estanque artificial que ellos cuidan, un par de acuarios y un huerto ecológico». Vehículos para reconducir los caracteres más difíciles. Como los PIAC (Proyecto Individualizado de Adaptación Curricular), mediante el que los alumnos realizan prácticas en empresas conveniadas. «Van sin saber nada, sin experiencia. Pero cambian. Y muchos se quedan».