Gobierno sin candidato
El Ejecutivo debe emplear todas sus energías en poner en marcha las reformas pendientes
Actualizado:Las incógnitas sobre el candidato que el PSOE presentará a los próximos comicios generales no solo incrementan la inquietud que se vive en las filas socialistas ante un horizonte electoral ensombrecido tras el serio aviso de la abultada derrota del PSC en las catalanas. Las dudas sobre la continuidad de Zapatero como cabeza de cartel y las hipótesis que se barajan sobre sus posibles sustitutos dificultan que el Gobierno acredite la solvencia institucional que la economía española y la propia imagen de España requieren en estos momentos. Es comprensible que el PSOE y el propio presidente necesiten conocer el veredicto de mayo antes de adoptar la decisión definitiva. Pero dado que la democracia española no está habituada a funcionar en un clima prolongado de interinidad gubernamental, y teniendo en cuenta los compromisos reformadores que el Ejecutivo deberá afrontar en lo que resta de legislatura, es imprescindible que gobierno y partido sepan deslindar los preparativos para la confirmación o sustitución de Zapatero sin que afecten a la acción encomendada al Consejo de Ministros. La obstinación de Zapatero al tratar de sortear la crisis negando su existencia primero y vaticinando su pronto final después ha acabado erosionando su figura precisamente cuando se ha visto en la obligación de enfrentarse a las evidencias de aquello que quería soslayar ante la presión de los mercados y por requerimiento de la UE. Hasta el pasado verano el presidente y su partido podían albergar la esperanza de agotar la legislatura con la perspectiva de que la recuperación acortara la ventaja que las encuestas concedían al PP. Pero las graves incertidumbres financieras que soporta la eurozona y las ineludibles reformas estructurales que tiene pendientes España convierten el año y medio que resta para las generales de 2012, con la difícil prueba de las locales y autonómicas, en todo menos placentero para las aspiraciones electorales del PSOE. De ahí que resulte lógico que el socialismo español se debata, de entrada, más para designar un candidato que mitigue las pérdidas anunciadas que un líder capaz de garantizar la tercera victoria consecutiva.