Pekín califica la ceremonia del Nobel de la Paz de «farsa»
Asegura que "la decisión del Comité Nobel Noruego no representa el deseo de la mayoría de los pueblos del mundo"
PEKÍNActualizado:La ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz al disidente Liu Xiaobo ha sido "una farsa política que en ningún modo quebrará la resolución y confianza del pueblo chino", ha asegurado en un comunicado el Ministerio de Asuntos Exteriores chino, justo después de que terminara la recepción en Oslo.
Según el comunicado, firmado por la portavoz de la Cancillería Jiang Yu, "la decisión del Comité Nobel Noruego no representa el deseo de la mayoría de los pueblos del mundo, especialmente aquellos países en desarrollo". Jiang ha añadido que China seguirá firme "contra los intentos de cualquier país o individuo de usar el Premio Nobel de la Paz para interferir en los asuntos internos e infringir la soberanía judicial china".
También ha señalado que la "posición justa" del régimen comunista chino ante el galardón de este año "se ha ganado la comprensión y el apoyo de más de cien países e importantes organizaciones internacionales". "Los prejuicios y las mentiras son indefendibles, y la mentalidad de la Guerra Fría no tiene apoyo popular", indica el comunicado de Asuntos Exteriores, que termina señalando que "los ardides de algunas personas no irán a ninguna parte".
Ferrea censura
China ha protestado repetidamente por la concesión del premio en los dos meses transcurridos desde que se anunciara, algo que ha ido acompañado de una fuerte censura a todas las noticias relacionadas con Liu Xiaobo en los medios chinos, oficiales e independientes. Asimismo, ha sometido durante este tiempo a arresto domiciliario a su esposa, Liu Xia, y ha aumentado la vigilancia contra otros familiares del galardonado, amigos y activistas pro derechos humanos, con el fin de que ninguno pudiera viajar a Oslo a asistir a la ceremonia, en la que una silla vacía ha servido para simbolizar al disidente.
En el acto de Oslo se ha leído el famoso discurso de Liu "No tengo enemigos", que pronunció el 23 de diciembre de 2009 durante el juicio en el que dos días después fue condenado a once años de prisión por "subversión contra el poder del Estado".