La afición del Xerez
Jerez Actualizado: GuardarLa extraña situación en la que vive el Xerez Deportivo carga de responsabilidad a la afición de conjunto azulino. En cualquier otro club con forma de sociedad anónima deportiva, el hincha se puede limitar a ir al campo cada domingo, aplaudir cuando sus futbolistas marquen y pitar cuando reciban goles, pero al xerecista le ha tocado sufrir, disfrutar, soportar y gozar de un club peculiar en este sentido. Mucho más ahora que se encuentra en pleno proceso concursal e intervenido judicialmente. Oficialmente, son los administradores (el señor Jesús Rodríguez y Antonio del Puerto) y la jueza Nuria Orellana los que tienen la última palabra a la hora de tomar decisiones. Estos mismos repiten una y otra vez que el Xerez cuenta todavía con un consejo de administración, fantasma, pero consejo de administración al fin y al cabo. Está claro que Souza no va a venir desde Argentina y no termino yo de imaginarme a Rodríguez bajando al vestuario de Chapín pidiendo explicaciones a Vicente Moreno o exigiendo a su vestuario. Algo que hasta el propio Florentino Pérez ha realizado de una u otra forma. Es decir, en el Xerez no existe esa figura autoritaria que presione y exprima a sus trabajadores. Desde los futbolistas hasta el entrenador pasando por el director deportivo o incluso el director general. No hay nadie que pida cuentas por lo que se corre el peligro de caer en la relajación. Ojo, no estoy diciendo que en estos momentos se esté produciendo, pero el equipo está perdiendo puestos en la clasificación peligrosamente y puede que tarde o temprano sea necesario un golpe encima de la mesa. Es ahí donde debe aparecer la afición xerecista para tratar de mantener la tensión de un club descabezado. Personalmente, me parecieron prematuros o incluso equivocados los gritos contra Javi López del pasado viernes en Chapín o los pitos contra Barber, pero cierto es que tampoco vienen del todo mal teniendo en cuenta la falta de liderazgo en la entidad. Además, estoy seguro que la afición no bajará la guardia.