Xabi Prieto celebra el primer gol de la Real, desde el punto de penalti. :: EFE
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San José no tuvo nada de santo

La Real Sociedad fue mejor que el Athletic y se llevó la victoria en un duelo que no se producía desde la temporada 2006-2007 El central marca el derbi vasco con un penalti y un tanto en propia meta

SAN SEBASTIÁN. Actualizado: Guardar
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La Real Sociedad se impuso (2-0) en el duelo vasco contra el Athletic de Bilbao, intenso y muy disputado, decidido por dos acciones desafortunadas del central rojiblanco Mikel San Jose, que cometió un penalti y marcó en propia portería el segundo tanto.

Empezó el partido con mucho ritmo por parte de ambos equipos, que disfrutaron antes de los cinco minutos de sendas ocasiones de gol, San José para los vizcaínos y un centro chut de Zurutuza para los locales.

Sufría la Real porque el Athletic ejercía el dominio del juego hasta que en el minuto 24 se produjo el penalti del propio San José sobre un remate de Zurutuza que el central rojiblanco cortó con la mano. Xabi Prieto marcó tras tener que repetir la pena máxima por ejecutar la 'paradinha', técnica prohibida por el reglamento tras la última modificación.

Los donostiarras pudieron dejar muy encarrilado el partido a seis minutos del descanso cuando un balón claro para Iraizoz se lo llevó, posiblemente en falta, el francés Griezmann que remató al poste. En el siguiente ataque, con el partido roto, tuvo la opción del empate Susaeta en un balón cruzado, pero no encontró la fortuna de ir hacia la portería.

El central San José no había tenido fortuna en la primera mitad con un penalti evitable a todas luces, pero a la vuelta de los vestuarios torció todavía más su actuación al marcar en propia portería, sin presión de ningún rival.

No tiró la toalla el equipo de Joaquín Caparrós, a pesar de los dos mazazos sufridos, y estuvo a punto de recortar las distancias en cabezazo de Fernando Llorente mediada la segunda parte. Instantes después el otro Llorente, Joseba, picó de cabeza y su balón se marchó lamiendo el larguero de la portería defendida por Gorka Iraizoz.

Los instantes finales fueron un quiero y no puedo de los rojiblancos ante una Real un tanto timorata y reservona que se echó atrás y pasó algún apuro, hasta que en los últimos minutos disfrutó junto a sus seguidores de una fiesta que terminó con la ola recorriendo la grada de Anoeta, que volvía a vibrar en un derbi.