Madres contra el reloj
La congelación de los óvulos es ya una oportunidad real para las mujeres obligadas a aplazar su maternidad
Actualizado:Cada vez vemos más parejas, no precisamente jóvenes, con bebés entre sus brazos. Esta realidad es posible en gran parte gracias a las nuevas técnicas de reproducción asistida, porque por mucho que cuidemos nuestra salud y nuestro cuerpo, la edad es un factor que juega en contra de la maternidad.
El doctor Antonio Gosálvez Vega, director de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Universitario Quirón Madrid, vive esta realidad cada día. Atiende a pacientes que, a veces por fuerza mayor -como la mujer diagnosticada de cáncer que no quiere perder la oportunidad de ser madre con sus óvulos- y a veces por razones personales -como tener en mente otros proyectos inmediatos-, acuden a su clínica en busca de ayuda y, sobre todo, de consejo.
La maternidad aplazada es, gracias a la vitrificación de óvulos (una novedosa herramienta de una enorme utilidad en la reproducción asistida del siglo XXI), una realidad con muchas ventajas y algún inconveniente más social que científico.
Las técnicas de reproducción asistida tenían desde siempre una tarea pendiente: la congelación de los óvulos con garantías de éxito: "Cuando algo se congela en hielo cambia su estado (se torna rígido) y aumenta su volumen. En el caso de una célula, más si es muy grande como lo es un óvulo, esa técnica antigua podía producir anomalías en los óvulos, por lo que estuvo prohibida durante los años 90", dice el doctor.
A -196° C
Fue con el nuevo milenio cuando un científico japonés llamado Masashige Kuwayama ideó un nuevo sistema de congelación que permite conservar los óvulos a –196° C, como si estuviera siempre en estado de gel sin llegar a ser completamente sólido. Este hallazgo, llamado vitrificación, cambiará completamente la filosofía de la reproducción, tal y como explica el doctor Gosálvez: "Ahora ya podemos guardar óvulos de una paciente para que los pueda usar en un futuro. Eso para una chica que padezca cáncer es fantástico. Aunque no podemos conservar todos los óvulos que serían necesarios para garantizarle un embarazo, sí podemos conservar un cierto número que al menos le ofrezca la posibilidad de ser madre con sus óvulos en un futuro, algo que hasta ahora no era factible".
Pero lo que es una ventaja también tiene sus problemas. Como esta técnica la pueden emplear mujeres sanas que desean aplazar la maternidad, se puede agravar un serio problema que ya existe: cada vez hay menos niños que disfrutan de madres jóvenes, con los evidentes beneficios que eso conlleva.
La vitrificación también está resultando extremadamente útil como herramienta auxiliar en la reproducción asistida: "Las pacientes de fecundación in vitro necesitan una estimulación con medicamentos para poder obtener óvulos de ellas. El problema es que antes, aun intentando conseguir solo los necesarios, en algunas ocasiones las estimulábamos demasiado y eso implicaba correr un riesgo. El exceso de estimulación ovárica puede hacer necesario su ingreso en el hospital. Ahora, ese problema ya no existe. En caso de que haya resultado excesiva, podemos conservarlos vitrificados y, una vez que ha desaparecido el riesgo, continuamos", afirma el doctor.
Las donantes de óvulos también se verán beneficiadas por esta nueva técnica por un motivo muy parecido: ahora es menos arriesgado y produce menos molestias esa donación. Además, disminuirá el número de embriones congelados. Al no tener que utilizar todos los óvulos en fresco, solo se congelarán los sobrantes para un hipotético segundo intento.
"Esto elimina uno de los problemas más delicados a los que se enfrenta la pareja que debe decidir el destino de sus embriones congelados cuando ya no desea tener más hijos; optar entre si los dona a otras parejas o autoriza su descongelación para emplearlos en un posible programa de investigación celular. Ya son seres humanos y decidir sobre su destino obliga a tomar en consideración serias implicaciones morales, éticas o religiosas. De hecho, muchas veces dejaban esta decisión en manos del equipo médico. Ahora ya no hablamos de una vida, sino de unas células, con lo que la decisión es menos compleja", matiza el experto.
Perfiles y causas
La edad a la que se suele tomar la decisión de vitrificar óvulos para preservar a menudo no es tan temprana como debería. Conviene saber que los mejores óvulos son los producidos antes de los treinta años. Cumplida esa edad, la preservación pasa de ser óptima a tan sólo adecuada (hasta los 35 años) y después a posible en algunos casos (hasta los 38). Más allá de esa edad, es difícil que el procedimiento dé los resultados deseados. Como los óvulos pueden estar congelados por un tiempo indefinido, no hay que tener miedo a preservarlos pronto, la legislación permite su conservación durante toda la vida fértil de la paciente y cada dos años es preciso renovar el con sentimiento. El problema solo está en que las mujeres jóvenes no se plantean preservar su maternidad porque no piensan en ese futuro que aún ven lejano.
"Desafortunadamente, el caso más común es el de una mujer por encima de los 35 años a la que hay que explicar que tanto la edad como el tabaco reducen la fertilidad. Muchas son las mujeres que aún no han encontrado a la pareja adecuada, pero que no quieren renunciar a esa posibilidad de ser madre con sus propios óvulos", anota Gosálvez.
Situaciones poco frecuentes pero que alimentan grandes esperanzas son "la de la mujer que es diagnosticada de un cáncer y también la de parejas que deciden aplazar la maternidad por enfermedad del marido o porque va a estar desplazado un largo periodo de tiempo o va a someterse a un riesgo determinado. Es lo que les ocurre alos militares, a los deportistas que practican actividades extremas o a los presos", concluye el doctor del Hospital Quirón.
Cuando la elección ha sido meditada, se tenga la edad que se tenga, comienza una nueva vida compartida que lo cambiará todo: "Nunca hay un momento mejor para tener un hijo que el momento presente", concluye el experto.