El naufragio del zapaterismo
Sin los graneros de votos de Andalucía y Cataluña le aguardan al PSOE tiempos duros
Actualizado:En las elecciones generales de 2008, la ventaja del triunfo socialista fue de novecientos mil votos. Ese día obtuvo en Cataluña un millón más que el PP. En 2004, ocurrió también así. Esta es la referencia aritmética desoladora para el zapaterismo tras el 28-N. No se trata de la Generalitat, que quizá habrían preferido perder cuatro años atrás para contar con la alianza parlamentaria de CiU cortando además la sangría de impopularidad por el 'tripartit'; sino la Moncloa ante el abismo.
Para el PSOE, ese es su quebradero de cabeza de cartel. Y no es el único en este «invierno de nuestro descontento» tan shakespeariano. También Andalucía, donde la hipótesis ya es una victoria del PP sí o sí. La ventaja socialista en 2008 allí todavía superaba de largo el medio millón de votos, pero las encuestas -y ahora no se trata de esas encuestas a la carta que utilizan los partidos perdedores para insuflar ánimo a las tropas desmoralizadas- por primera vez pronostican una catástrofe homérica para la izquierda tras su larga hegemonía.
Sin los graneros de votos de Cataluña y Andalucía le aguardan al PSOE, como a Rusia sin el trigo de Ucrania, tiempos duros casi de exilio interior. Probablemente no pueden permitirse un desastre, pero desde luego no dos desastres. Y aunque la tentación de las extrapolaciones depare errores frecuentes, la tendencia sí que es reveladora: los socialistas se han dejado en Cataluña uno de cada dos votos de diferencia sobre el PP. La hoja de ruta apunta al despeñadero electoral.
Esto explica la celebración triunfalista del PP andaluz. Eso podría parecer pretencioso veinticuatro horas después de que los socialistas aun en su peor momento les ganasen en Cataluña, pero en realidad ellos tampoco pensaban en Cataluña sino en la Moncloa mientras naufraga Griñán en Sevilla rodeado de una casta sin pulso y sin su legendario aparato de propaganda, como si los pretorianos de Chaves se hubiesen llevado el manual de instrucciones sin que nadie sepa reiniciarla. El presidente andaluz ya parece, como el capitán Ahab, un personaje persuadido de su destino fatal.
El PP bendice las malas perspectivas del PSOE desde su inacción estratégica a la espera ver pasar el cadáver de sus enemigos calle Génova arriba. La recuperación de CiU les ha devuelto la memoria del triunfo de 1996, y Cospedal se quedó la noche del domingo a cinco minutos de proclamar que Rajoy también habla catalán en la intimidad. Sin embargo ahora, con mejor perspectiva del naufragio socialista, empiezan a pensar en 2000, su mandato con mayoría absoluta borrando a los nacionalistas del mapa. Qué paradoja; tal vez a CiU de repente le interese que el PSOE no se hunda del todo ante el riesgo de ser irrelevantes.