Mandados a la porra
El Ayuntamiento de Estrasburgo prohíbe la venta de churros, paninis y mercancías chinas en su tradicional mercado navideño
Actualizado: GuardarEn el desayuno, de merienda o incluso en la cena. Su inseparable compañero es el chocolate. Aparece en los momentos más gélidos, en las clásicas verbenas, y es negado en las dietas de rigurosas. Tienen diversos nombres: calentitos, porras, churros, frutas de sartén, jeringos, tallos... Toda una cultura. Una tradición. Quizá demasiado española para los franceses. Hasta ahora los churros no habían sido vetados oficialmente. Pero llegó el 'invento' del ayuntamiento de Estrasburgo. El consistorio, preocupado por mantener las tradiciones locales de su mercado navideño (Christkindlmärik), ha proscrito las porras de la lista de los productos que se pueden vender. También ha descartado a los paninis (bocadillos calientes italianos) y las mercancías made in China.
La Navidad está a la vuelta de la esquina. Volveremos a ver abetos, luces y regalos. En unos días también harán acto de presencia en nuestras calles los mercados de Navidad. El de Estrasburgo, famosísimo, abrió sus puertas este fin de semana con notables ausencias.
Hay luces, abetos, brujitas, vinos calientes y cientos de objetos decorativos. Pero a la tradición española la han mandado a la porra. Ni un puesto ambulante de churros. Es uno de los productos que el alcalde de Estrasburgo, el socialista Roland Ries, ha decidido prohibir. Tampoco se ven las típicas joyas y peluches que venden los comerciantes orientales.
«Hay que evitar que los productos de China inunden esta fiesta y la desnaturalicen. Hay que conservar la autenticidad que hace atractivo este mercado» señaló Roland Ries en la presentación del mercado.
Una medida, que como señala 'Liberation', no ha gustado nada a algunos comerciantes que no comprenden las razones y aseguran haber sido advertidos demasiado tarde. «Nos dicen que los churros son españoles, que eso no es Navidad, que huelen mal. Nos gustaría saber cuál es el verdadero motivo», declaró Hez Edine Ben Mourdi, presidente del sindicato de fabricantes extranjeros del este.
«La mercancía ha llegado ya. Tengo dos toneladas de harina. Los churros representan entre el 20 y 30% de mi cifra de negocios» señaló otro comerciante. Ellos se lo pierden.