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Un vecino de Devecser, a 160 kilómetros de Budapest, impotente entre el lodo del vertido. :: TAMAS KOVACS
Sociedad

Hungría subasta a Lenin

El Gobierno de centroderecha organiza una peculiar rifa de reliquias comunistas para ayudar a los damnificados del vertido tóxico de octubre. Dejó daños irreversibles

PACO SOTO
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Fotografías, cuadros, libros, alguna efigie... El Gobierno de Hungría ha decidido subastar 230 reliquias de la época comunista para ayudar a las víctimas del vertido de lodo tóxico que el pasado 4 de octubre provocó la muerte de 10 personas, más de un centenar de heridos y miles de damnificados. La catástrofe ecológica ocurrió cerca de la localidad de Ajka, a unos 160 kilómetros al oeste de Budapest, al romperse el depósito de barros tóxicos de una planta de aluminio. El accidente desencadenó un profundo malestar social por el mal estado de las instalaciones de la fábrica, que fue construida en la época comunista, y los grupos ecologistas acusaron a las autoridades magiares de no llevar a cabo un control exhaustivo de las medidas de seguridad en empresas de esta naturaleza.

Los lotes que se pondrán a la venta incluyen un busto del artífice de la Revolución de Octubre de 1917, Vladímir Lenin, cuadros del más puro estilo del denominado 'realismo socialista' y fotografías de varios líderes comunistas húngaros. La subasta se llevará a cabo el próximo 6 de diciembre en la Galería Pinter de Budapest. Los ingresos que se obtengan serán entregados a la organización de la Iglesia católica Cáritas, que será la encargada de ayudar a las víctimas del vertido.

En realidad, se trata de una serie de artículos «que llevaban 20 años en unos depósitos públicos. Estaban llenos de polvo y nosotros no nos podemos ocupar de ellos», explica el secretario de Estado húngaro, Bence Rétvari. Pero la peculiar rifa no llega limpia de polvo y paja. A medida que se van conociendo más detalles de la puja, se intensifican los ataques contra el anterior régimen. Diversos medios de comunicación cercanos al actual Gobierno de centroderecha de Viktor Orban han acusado a personalidades de la vida cultural y social de Hungría, como el escritor y periodista Paul Lendvai, de haber colaborado con los servicios secretos del régimen comunista.

El ex primer ministro socialista Ferenc Gyurcsány lo llama «campaña de difamación de los medios conservadores contra los críticos». Si bien es cierto que, en otoño de 2006, el también millonario provocó una revuelta popular en Budapest al reconocer que había mentido deliberadamente sobre el estado económico del país magiar.

El 'socialismo real'

La URSS empezó su control sobre Hungría en 1944, y tras permitir un cierto juego democrático, implantó una dictadura comunista en 1948. La industria fue nacionalizada, y la agricultura, colectivizada. El terror policial se convirtió en la forma de gobernar de los dirigentes controlados por Moscú. La muerte de Stalin en 1953 dio el poder a Imre Nagy, un comunista reformista que intentó llevar a cabo algunos cambios económicos para mejorar la vida de la población. Nagy fue destituido dos años después y la dirección del partido cayó en manos del estalinista Ernö Gerö. El 23 octubre de 1956, los estudiantes se sublevaron en Budapest para pedir libertades públicas y la retirada de las tropas soviéticas de Hungría. Los trabajadores, otros sectores populares y también algunos comunistas se unieron a la revuelta democrática, que fue reprimida a sangre y fuego por la URSS. Murieron unas 3.000 personas y 20.000 fueron detenidas.

Imre Nagy fue ejecutado y Janos Kadar se convirtió en el hombre fuerte del país. A mediados de los años sesenta del siglo pasado, el régimen impulsó una tímida apertura y reformas económicas, que convirtieron a Hungría en uno de los países más prósperos de la Europa del 'socialismo real'. El sistema comunista acabó pacíficamente en 1989. El 6 de diciembre subastan a Lenin.