El delfín de Pujol alcanza la gloria
Crisis, educación y concierto económico serán los tres ejes de su mandato en la Generalitat
BARCELONA.Actualizado:«Conozco mejor que nadie las victorias amargas», dijo Artur Mas durante la campaña. A partir de ahora sabe también cómo es el triunfo con todas las de la ley. Siete años de travesía del desierto han llegado a su fin para el candidato de Convergencia i Unió, que tras ganar las elecciones de 2003 y 2006 tuvo que sentarse en el escaño de la oposición porque el tripartito sumó más votos. Por primera vez en 23 años CiU estuvo fuera del gobierno de Cataluña.
Pero hay una cualidad que define al que será quinto presidente de la Generalitat desde la recuperación de la democracia: la perseverancia. Una característica que le ha acompañado siempre. Porque él suele recordar que ha estado en la política en todos los ámbitos: en la púrpura, pero también picando piedra. Estuvo ocho años en la oposición en el ayuntamiento de Barcelona, otros ocho como consejero de los Gobiernos de Jordi Pujol, siete en la oposición en la Generalitat y ahora, 23 años después de ser elegido concejal en el ayuntamiento de Barcelona, alcanza la gloria del Palau de la Generalitat.
Nacido en Barcelona hace 54 años, casado, padre de tres hijos y economista de formación, Mas ya ha avisado que CiU será generosa en su colaboración con los gobiernos españoles, pero al mismo tiempo será exigente. «Ayudaremos como siempre hemos hecho, pero iremos también a defender los intereses de nuestro país». «Si importante es el sentido de Estado, más lo es aún el de país», remató en el mitin de final de campaña.
Mirando al 2012
La intención de Mas es jugar la baza de la supuesta necesidad de apoyos que tendrá el partido que gane en 2012, PP o PSOE, para negociar el concierto económico. «En el momento de la investidura del gobierno, sea del PP o del PSOE, en ese momento tendremos toda la fuerza en nuestras manos», mantiene Mas, que en su currículum consta que fue él quien negoció personalmente con Zapatero el contenido final del Estatut.
«El pacto fiscal y el concierto económico dependen de nuestra capacidad de negociar en Madrid», repite por activa y por pasiva. Mas entiende que si CiU presta su apoyo a la gobernabilidad española, debe recibir algo a cambio. «Una relación tiene que ser equilibrada: uno ayuda a uno y el otro al otro», mantiene.
El concierto será el gran proyecto de la legislatura para un Artur Mas que por su parte tendrá que tratar de calmar los ánimos independentistas de una parte de su partido que no se conforma con el concierto, sino que va más allá y reclama sin ambages el derecho a decidir.
Pero a pesar de ser un convencido independentista -»yo votaría que sí en un referéndum», dice siempre que se lo preguntan- en los próximos cuatro años no se plantea convocar una consulta soberanista. «El problema del estado propio en Cataluña es que tenemos un 50% a favor y un 50% en contra. ¿Para qué crear un problema en un momento que no tiene solución?», cuestiona.
Aunque la oposición le acusa de tener una agenda oculta de recortes en el estado del bienestar, en la línea del primer ministro británico David Cameron, él lo niega. Promete, eso sí, austeridad y reducción de consejerías y cargos de confianza. «CiU ha sido la principal constructora del bienestar en Cataluña en salud, educación... Nuestra voluntad no es sólo mantener, sino reforzar nuestro estado del bienestar», dijo en campaña.
Por eso, se ha marcado dos grandes objetivos: levantar a Cataluña económicamente y reducir el paro a niveles europeos y luchar contra el fracaso escolar, que en Cataluña alcanza el 31%. Partidario del copago sanitario, ha afirmado que se propone formar un gobierno con los mejores: gente con mucha experiencia en el mundo de la empresa y con gran formación académica. Entre los políticos que no pertenecen a CiU ha dicho que ficharía al ex presidente del PNV Josu Jon Imaz, es decir moderación y gestión.