El nacionalismo atisba el poder tras siete años de travesía del desierto
El 'Parlament' se inclinará hacia el soberanismo, mientras que el autonomismo perderá peso
BARCELONA.Actualizado:A la tercera va la vencida. Artur Mas, candidato de CiU a la Generalitat, afronta las elecciones de hoy como un ahora o nunca. Vencedor en los dos últimos comicios, pero relegado a la oposición por el tripartito, Mas tiene ahora todo a favor. Es el gran favorito y siete años después de dejar el poder, el nacionalismo está en la antesala de recuperar un gobierno que ocupó durante 23 años con Jordi Pujol, el único presidente que habían conocido los catalanes desde 1980 a 2003.
Con la vuelta de CiU al poder y el retroceso del PSC, Cataluña girará al centro derecha y dará un vuelco también hacia un mayor soberanismo. El equilibrio de fuerzas que hay ahora en el 'Parlament' entre partidos nacionalistas y autonomistas/federalistas tiene todos los boletos de romperse. Los partidos que se declaran soberanistas sin tapujos y partidarios del derecho a decidir -CiU y Esquerra Republicana, si bien a un ritmo distinto- suman 69 diputados, frente a los 66 que tienen PSC, PP, Iniciativa per Catalunya y Ciutadans, las formaciones que apuestan, aunque de forma muy diferente, por una Cataluña integrada en España. Con los sondeos en la mano, este virtual empate podría deshacerse y Cataluña se inclinaría con más fuerza hacia el soberanismo. Del 69-66 se pasaría al 80-55, según las encuestas divulgadas en la campaña.
Consultas
Esta tendencia ha tenido su reflejo en los 500 municipios que han celebrado una consulta sobre la independencia, en las que participaron 600.000 catalanes y en las que el triunfo del 'sí' fue aplastante, o en los índices de insatisfacción política que son 25 puntos más altos que antes de que se iniciara el proceso del 'Estatut'. La manifestación del millón de personas que en julio recorrió Barcelona contra el Constitucional es otra de las muestras de la pujanza del sentimiento identitario. Según un estudio de la Generalitat, el 25,2% de los catalanes se declara a favor de la independencia, frente a un 21% en 2004.
Son muchas las razones que explicarían esta deriva. Desde la crisis económica y la creencia de que «nosotros solos saldremos mejor de esta complicada situación», a la sentencia del Constitucional sobre el 'Estatut', que ha hecho aumentar el sentir de que desde el resto de España no se atiende a la demanda de más autogobierno y de que no se respeta la identidad catalana.
Desde Cataluña se entiende que hay un problema de encaje en España, que después de 30 años de democracia no ha podido resolverse. «Sin instrumentos de autogobierno no se puede luchar contra la crisis», señala Ferran Requejo, catedrático de Ciencia Política en la Universidad Pompeu Fabra. «Y más aún con el déficit fiscal que sufre Cataluña», añade. «En términos de política comparada es escandalosa la diferencia con el País Vasco y Navarra», afirma.
El aumento del soberanismo, no obstante, será moderado. Mas, que ha hecho una campaña de perfil bajo desde el punto de vista identitario, declinó incluir en su programa un referéndum independentista en la próxima legislatura -el proyecto es a ocho años vista-, mientras que Esquerra lo pone como condición 'sine qua non' para su apoyo al nuevo gobierno.
Según Requejo, al margen del nuevo tiempo que se abre en Cataluña, dominado por el centro derecha soberanista, «lo que cambia es que ahora la sociedad civil la que está tirando del país». «El ejemplo es la manifestación de julio. Los partidos tienen el reto de dar respuesta a esta nueva etapa», remata.
La candidatura de Joan Laporta, además, puede ser una de las sorpresas de las elecciones. Aunque en un principio salió disparado hacia el 'Parlament' y más tarde se enfriaron sus expectativas, ahora la mayoría de los sondeos le dan serias posibilidades de entrar como diputado y hasta de conseguir tres.