Mas reclama una gran victoria para hacer posible el cambio
El candidato de CiU tiende la mano a PP y PSOE para tener una política de estado y ayudar «como siempre»
BARCELONA. Actualizado: GuardarSi la euforia se traduce en votos, CiU tiene las elecciones ganadas. Por primera en su historia, la Federación nacionalista se atrevió con el Palau Sant Jordi y la apuesta le salió redonda. El pabellón de la Montaña Mágica de Montjuïc rozó un lleno monumental que desde la federación nacionalista interpretaron como la antesala del «tsunami del cambio» y de la victoria de mañana domingo. El PSC con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y Felípe González reunió a 20.000 fieles, mientras que CiU les superó en mil almas.
El candidato convergente, Artur Mas, cerró ayer su campaña hablando ya casi como si fuera presidente de la Generalitat. Un emotivo Artur Mas, que llegó a llorar cuando se dirigió a su mujer, reclamó no obstante una «gran mayoría» para que el cambio sea posible. «El cambio está en marcha. Depende de todos hacerlo realidad», dijo. El candidato convergente a la Generalitat no pidió una mayoría absoluta, pero sí una suficientemente importante.
«Cataluña necesita un gobierno fuerte», señaló. Por ello apeló al voto útil de los ciudadanos y se dirigió a aquellos votantes que nunca han depositado su apoyo a la federación nacionalista.
«Porque-según dijo Artur Mas- necesitamos recuperar la confianza en nuestra instituciones y para hacernos respetar en todos los lados». Mas, que calificó los siete años en la oposición de larga travesía del desierto, hizo una encendida y patriótica apelación a un gobierno de convergencia que según dijo permitirá que los «catalanes vuelvan a sentirse orgullosos de su catalanidad».
Este gobierno, añadió, será el que más se preocupará de los necesitados en un momento que Artur Mas definió de muy difícil y angustiado para algunos y en el que uno de cada cinco ciudadanos se encuentran bajo el umbral de la pobreza.
El líder nacionalista catalán evitó el cuerpo a cuerpo con sus adversarios, pero sí se dirigió directamente a los partidos de ámbito nacional, tanto al Partido Popular como al PSOE, a quienes citó expresamente, no así al PSC, su principal oponente. «Siempre hemos tenido sentido de estado».
Pero a continuación les lanzó una advertencia. «Ayudaremos como siempre hemos hecho, pero iremos también a defender los intereses de nuestro país». «Si importante es el sentido de estado, más lo es aún el de país», aseguró el candidato.
Artur Mas se comprometió con la injusticia y la libertad y afirmó que la victoria de mañana domingo servirá para unir más que para dividir el país. «No somos el partido de la división», dijo.
Tampoco, aseguró el candidato, «el que llega con sed de venganza». «Nuestra voluntad es la de levantar Cataluña. Con el objetivo de hacer una Cataluña mejor. Si CiU llega no llega para comerse a nadie, se presenta para servir honestamente y eficazmente al país», concluyó.
Propuestas «en positivo»
Previamente, por la mañana, en un tono más institucional, Artur Mas eligió el marco de Sant Benet de Bages, el milenario monasterio benedictino en el que el 17 de enero fue proclamado candidato a la presidencia de la Generalitat por tercera vez consecutiva, para reafirmar solemnemente su compromiso político con la reconstrucción de Cataluña.
Artur Mas utilizó durante todo el día el discurso que ha hecho gala desde el inicio de la campaña para defender la candidatura de su partido. «Haremos propuestas en positivo», dijo.
En este caso, el que jugó el papel de poli malo fue el número dos de la formación, Josep Antoni Duran i Lleida, que repartió a diestro y siniestro al Partido Popular, al PSC y a hasta a Iniciativa per Catalunya Verds.
«Zapatero dijo que con CiU peligra el estado de bienestar. ¿Qué credibilidad tiene el culpable de los 4 millones de parados y el que ha congelado las pensiones?», cuestionó Duran i Lleida.
A la titular de Defensa, Carme Chacón, también le reservó el lugarteniente de Mas un buen ataque: «La ministra de la guerra dijo que no pasaba nada con el 'Estatut'. No sé que significa para ella la lengua de este país», remató.
Por su parte, al Partido Popular, le acusó de «pasar ciertos límites que no hay que tocar».