El sucesor del Querido Líder exhibe su puño de hierro
Kim Jon-Un sigue los pasos de su padre y según los analistas ordena el ataque para hacer méritos de cara a su llegada al poder
PEKÍN. Actualizado: GuardarEl sorprendente ataque del régimen de Kim Jong-Il a una isla surcoreana ha disparado toda clase de teorías para responder a una pregunta de difícil respuesta: ¿por qué se arriesga Pyongyang con tan brutal bombardeo a una guerra no solo contra el Gobierno de Seúl, sino también contra Estados Unidos?
Las explicaciones van desde el mero accidente, que sostiene que al Ejército norcoreano se le fue la mano para detener las maniobras del Sur, hasta otras teorías más o menos enrevesadas y conspirativas. Una de las más plausibles es que el sucesor del Querido Líder, su hijo menor Kim Jong-Un, está haciendo méritos para ganarse a pulso, es decir con sangre y fuego, los galones de heredero. De esta forma tan siniestra intentaría hacer honor a su padre y a su abuelo, el fundador de la patria Kim Il-Sung, acallando además las críticas de la cúpula militar por su inexperiencia y juventud, ya que todavía no ha cumplido los 30 años.
Muchos analistas también sospechan que la mano de Kim Jong-Un se encuentra tras el naufragio en marzo de la corbeta surcoreana Cheonan, en el que perecieron 46 marineros al ser supuestamente torpedeada por un submarino del Norte.
El Pentágono también vincula el ataque norcoreano con la sucesión que se avecina en la dinastía comunista. El jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el almirante Mike Mullen, explicó ayer que Washington trabaja con sus aliados sobre «la mejor forma de responder a este nuevo suceso en la península de Corea». No obstante, calificó de «muy importante» que China lidere estos acercamientos al tratarse del « único país que tiene influencia en Pyongyang».
Medallas de guerra
Las medallas de guerra son muy importantes en la dinastía Kim, donde el Querido Líder se fogueó a la sombra de su padre en los servicios de inteligencia hasta que tomó el poder en 1994. A Kim Jong-il se le atribuyen heroicidades tales como mantener a 200.000 presos políticos en los campos de reeducación mediante trabajos forzados o el secuestro de ciudadanos japoneses en los años 70 y 80 para enseñarle dicho idioma a sus espías. Pero, sin duda, una de sus mayores gestas fue ordenar en 1987 el atentado contra un avión surcoreano de pasajeros, en cuya explosión murieron un total de 115 personas.
Aunque otros expertos, como el antiguo enviado especial de la Casa Blanca para Corea del Norte, Christopher Hill, creen que la cúpula militar desaprueba la sucesión planeada por Kim Jong-Il. Según esta misma corriente de opinión, los viejos generales que conforman la gerontocracia del Ejército norcoreano, antiguos héroes de la guerra, incluso estarían tomando por su cuenta arriesgadas decisiones para sabotear al Querido Líder.