La prima y demás parientes

La prima de riesgo ha llegada a su máximo histórico que coincide con el histérico y el Ibex ha caído un 3%. Los que no pueden caerse de los andamios, por fortuna, son los albañiles, porque no tienen trabajo. ¿Qué está pasando?, se pregunta todo el mundo. Pero la respuesta es sencilla, lo que pasa es lo que tenía que pasar dada la abominable distribución de la riqueza: si los diez países más ricos del planeta acaparan las rentas nacionales de los 55 más pobres no sólo hay algo que funciona mal, sino todo. ¿El mundo está mal hecho o está sin hacer? Esa es la cuestión, pero al margen de las grandes interrogaciones metafísicas, la gente de la calle, que por cierto es la única que vamos a conocer mientras estemos vivos, se pregunta por qué la castigan los mercados después de haber arrodillado a Portugal y a Irlanda. El destino nos apunta con su índice bursátil y está feo señalar con el dedo.

Dublín ha puesto a la venta todos los bancos, pero es necesario ser un banquero muy poderoso para acudir a la subasta. «España está en la lista», ha dicho Miguel Fernández Ordóñez, al que se le está poniendo cara de convaleciente del euro. Cada día no sólo se está poniendo más feo nuestro panorama financiero, sino él. Desconfían de la solvencia española y hay que reconocer que no sólo tienen razón, sino razones múltiples. El Banco de España habla de contagio, pero no explica suficientemente laac de la vieja Europa, que son implacables y además tienen mucho miedo a quedarse sin clientes fijos. Los acreedores son siempre pesadísimos. No es que insistan una vez y otra, sino que les aflige una total incapacidad para el olvido. Se conoce que entre sus padecimientos no figura el mal de Alzheimer para su bien.