Despedida del espectro de David Ferrer
El jugador español ha perdido su tercer partido en la Copa de Maestros sin un asomo del juego que le ha permitido cerrar el año entre los ocho mejores del mundo
Actualizado: GuardarEn el mundo del tenis se reconoce a David Ferrer como un jugador ciclotímico y con tendencias pesimistas que frenan sus posibilidades. En Londres ha vuelto a representar un nuevo capítulo de esta leyenda negra que parece cerrarle su paso a la élite de la raqueta. “Está difícil, no lo veo muy factible la verdad. Si no mejoro mucho, no voy a poder ganar a Murray” había anticipado con su desánimo reincidente antes del tercer partido de la Copa de Maestros.
Pero quién sabe si acuciado por la necesidad de ganar el partido sin ceder más de seis juegos para acceder a semifinales sorprendió a toda velocidad, con riesgo, agresividad y una seguridad inusitada cuando arrancó el partido. Pronto desplazó a Andy Murray enseñó un 0-2 de salida que le abría las posibilidades para soñar sobrevolando la pista y enseñando dónde colocar la pelota en cada rincón. Sin embargo, el escocés respondió con un juego impecable y el castillo de naipes del español cayó hasta el punto de no volver a ganar ningún juego en la primera manga (6-2).
Eliminado en 30 minutos
Se había acabado su torneo y le quedaba despedirse con honor. Sin la presión de la victoria y sin calculadora comenzó a jugar con más soltura y claridad. Nada de las eternas discusiones consigo mismo antes de recibir el saque ni de sus miradas al suelo buscando la complaciente melancolía del derrotado. Aquel espectro que había deambulado por Londres también estaba fuera del torneo y el David Ferrer triunfador de la temporada regresó. Ayudado por la justificada relajación de Murray (ya tenía su paso a semifinales) el partido se convirtió en un diversión sin apuestas para la afición local. El británico respondía con facilidad y con juegos cortos para no desgastarse mientras Ferrer representaba al estereotipo de luchador e irreductible.
Ya no había tiempo para el pesimismo ni para pensar en cambios porque la temporada estaba acabada a pesar de sus carreras por la moqueta azul. Aleccionó a los seguidores del tenis con su admirable resto, compartió dejadas y subidas a la red con Murray y permitió a los espectadores disfrutar de un entretenido duelo entre dos de los mejores jugadores de la ATP durante apenas una hora. Por supuesto, Murray ganó otra vez con la soltura de los grandes jugadores (6-2, 6-2) pero Ferrer se despidió con la esperanza de no volver a ver el fantasma de sí mismo que ha aparecido por Londres en los últimos cinco días.