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El consejero de Economía, Antonio Ávila, durante su intervención de ayer. :: JOSÉ MANUEL VIDAL. EFE
ANDALUCÍA

Los partidos sentencian el fracaso de la gran caja andaluza con un cruce de reproches

La Junta valora los sip de Caja Granada y Cajasol porque les han dado «solvencia y liquidez», y PP e IU le recriminan falta de liderazgo

MARÍA DOLORES TORTOSA
SEVILLA.Actualizado:

El proyecto de la gran caja o caja única andaluza ha ocupado numerosos debates políticos en el Parlamento andaluz desde hace algo más de una década. Debates tensos e intensos que llenan cientos de folios. La Cámara abordó ayer el que probablemente será el último gran debate sobre la gran caja. Los partidos y el Gobierno de la Junta sentenciaron su fracaso en un cruce de reproches insulso sobre lo acontecido en los últimos meses: La frustrada fusión de Unicaja y CajaSur, la venta de esta a la BBK, el primer sip de Caja Granada y el segundo de Cajasol, esfumando la fusión de la sevillana con Unicaja.

El consejero de Economía, Antonio Ávila, intentó pasar de puntillas sobre la citada retahíla de reveses. Ávila puso el acento en situar lo ocurrido en un contexto internacional de crisis y en un «intenso» proceso de reestructuración en España del sector financiero. «Estamos en el mundo, para lo bueno y para lo malo», declaró. El consejero dijo que quería dar un mensaje de confianza y, contrariamente a lo mantenido por el Gobierno durante meses, adjetivó de «positivas» las fusiones frías, en referencia a la de Caja Granada y Cajasol en Caja Nostra y Banca Cívica, respectivamente. El consejero remarcó tanto en su primera intervención como en la réplica a la oposición que dichas operaciones han dado «solvencia y liquidez» a las cajas andaluzas y que además salen reforzadas en un «entorno hostil».

Salvo el caso de CajaSur, donde sí reprochó al Cabildo catedralicio de Córdoba que renunciara a la fusión con Unicaja, del resto de cajas sólo tuvo palabras de elogio por haber «reaccionado a tiempo» ante la crítica situación.

Ávila no se dio por aludido cuando la oposición, primero Diego Valderas (IU) y luego Antonio Sanz (PP), le relataron de forma diferente lo acontecido. Sanz habló de «cesta de fracasos» y acusó al Gobierno de Griñán de «estar noqueado», no «estar a la altura» y carecer «de liderazgo» en el proceso de fusiones para defender a las entidades andaluzas.

El portavoz popular hizo cierto encaje de bolillos en su intervención para no criticar, sino todo lo contrario, el sip de Cajasol o el de Caja Granada. Los consejeros del PP lo mismo que los del PSOE votaron ambas fusiones. Este hecho fue esgrimido por Ávila para responder que el Gobierno no se sentía «responsable» de ningún fracaso, incluso rechazó esta palabra, al argumentar que en la hoja de ruta de Griñán -primero ir al rescate de Cajasur y después la unión de Unicaja y Cajasol- siempre se dijo que se iba a respetar la decisión de los órganos de gobierno de las cajas.

Independencia

Ávila intentó esquivar como pudo las acusaciones del PP y se indignó especialmente cuando Sanz le recordó la venta de CajaSur a la BBK, dando a entender la mano de Zapatero en la decisión del Banco de España. Ávila le tachó de ingenuo por dudar de la independencia del Banco de España y le recordó que un miembro del PP ayudó con su voto a frustrar la fusión de CajaSur con Unicaja.

Diego Valderas llenó su intervención de lamentos y preguntas. Lamentos por el «fiasco» de los objetivos del Ejecutivo, al que acusó de «habérsele pasado el arroz». Entre sus preguntas dirigió una a Ávila que este no contestó: ¿Porqué no un sip entre las andaluzas?

El debate apenas despertó interés. Ni Griñán lo presenció. El presidente de Caja Granada, Antonio Jara, fue uno de los pocos atentos a las intervenciones.